El Senado norteamericano se une a las minorías
El Senado de los Estados Unidos votó ayer contra (55 a 40) la reforma de las leyes antimonopolio informativas impulsadas por la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC). El cambio legal permitiría a una cadena de televisión controlar el 45% de la audiencia nacional, frente al 35% actual, y a una misma empresa poseer diarios y televisiones en el mismo mercado local. La reforma aumentaría el poder de conglomerados mediáticos como Viacom, Disney, AOL Time Warner o News Corporation (del magnate Rupert Murdoch).
Republicanos y demócratas votaron en contra de una reforma muy impopular en los Estados Unidos. La lucha en contra está encabezada por grupos y activistas muy diversos: progresistas, cristianos, la ultraconservadora Asociación Nacional del Rifle, lobbies por una política más ética como Common Cause, hispanos (Asociación Nacional de Periodistas Hispanos), etc. que no quieren quedar relegados a internet y defienden su acceso a los medios.
La fuerza del activismo social ha desatado la disensión dentro del Partido Republicano y en los demócratas, mayoritariamente opuestos al cambio. La presión pública ha forzado la conversión de algunos republicanos a la causa antimonopolística, en contra de los deseos del presidente George Bush y de su asesor Karl Rove, promotores de los intereses de los grandes grupos.
La reforma está paralizada por los tribunales desde principios de septiembre. Si el presidente Bush quiere sacarla adelante se vería forzado a usar el veto legislativo presidencial o a utilizar un truco legal para promulgarla como adenda de otra ley.
El republicano presidente de la FCC, Michael Powell (hijo del secretario de Estado, Colin Powell), pierde su principal batalla, justificada en el cambio del panorama mediático y el agrandamiento de la accesibilidad a la información gracias a internet. Powell defiende que las actuales limitaciones a la propiedad de los medios no tienen sentido cuando la pluralidad y la accesibilidad de la información es mayor que nunca. Los opositores a la reforma defienden un espacio mediático más abierto y distinguen entre la capacidad de comunicación de unos y otros.
Los enemigos de la reforma quieren asegurar la pluralidad para garantizar su acceso a los medios locales. Temen el silenciamiento de sus voces si las grandes compañías dominan el panorama, lo que llevaría a un estrechamiento de la agenda informativa, puntos de vista y opiniones.
Los senadores, atados a sus intereses locales y a sus votantes, han rechazado la reforma porque pone en peligro su propio acceso a los medios de cada circunscripción y debido a la oposición cívica que la propuesta ha provocado.
La situación es completamente distinta en España, donde el presidente José María Aznar ha cosechado uno de los mayores fracasos de sus dos mandatos al dejar en manos de Prisa la televisión digital por satélite y permitir la creación de una cadena nacional de televisión local, como estos días demuestra la propia Localia al presentar su nueva temporada de programación en cadena.
La nueva Digital Plus no cumple las condiciones de la fusión de Canal Satélite (ver Fusión Digital) con Vía Digital y Localia es a todos los efectos una nueva cadena nacional.
La guerra digital en la que tanto se empleó el primer Gobierno del PP sólo tiene un ganador: Polanco.
ABC
The Washington Post
NYTimes | William Safire | El Senado dice no
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