Notas de Fundamentos Web 2006 | 5
Me bato un rato con Bernardo Hernández, de Google, por la publicidad. Por la integración entre publicidad y contenidos, exactamente. Los dos creemos en un futuro de publicidad más útil, menos intrusiva, más valiosa para el usuario... pero él quiere traspasar límites que yo defiendo.
(Tengo ventaja, Gumersindo Lafuente y Enrique Dans están conmigo)
Bernardo defiende el asalto a la separación entre contenidos y publicidad para avanzar en el negocio y su efectividad. Postula un exquisito autocontrol basado en el convencimiento de que cuando mejor sea la comunicación publicitaria, menos molesta para el usuario.
Cierto, pero entonces no hace falta ocultar su naturaleza comercial.
Cuando llego a una información o accedo a una obra audiovisual o textual quiero saber con claridad qué intereses están detrás y quién la condiciona.
De lo contrario el engaño o su sospecha es insoportable.
Un ejemplo de publicidad insoportable es el de Time Force en los telediarios de TVE. Entre el bloque de noticias y el de Deportes sale una locutora dando una información falsa. Es tan burdo y agresivo que hasta los presentadores del telediario se sonrojan y rápidamente dicen que pasan a las noticias reales.
No es la publicidad adecuada para una cadena pública.
Bernardo confía en el criterio social para sancionar a quienes traspasen las líneas. Yo también, pero aún así mejor no tener que forzar en exceso, sobre todo con la comunicación comercial y la propaganda.
David Cameron, TelePSOE o el robo del escaño de ZP son ejemplos de confusión. Son eficaces. Alabo la técnica, pero no el encubrimiento permanente.
P21 | Conectados y apantallados