El Watergate sigue encabezando el imaginario de los periodistas. Según una encuesta de la revista Nuestro Tiempo, de Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra, Bob Woodward y Carl Bernstein son los periodistas más reconocidos de los últimos 50 años. Iñaki Gabilondo, Juan Luis Cebrián, Luis María Anson y Pedro J. Ramírez son los más destacados entre los españoles.
La encuesta, realizada entre profesionales y académicos, olvida a los innovadores de los últimos años y apuesta por figuras consagradas, algo habitual en este tipo de clasificaciones.
La Transición manda.
Cebrián y Anson son los mitos periodísticos de un tiempo que sigue condicionando --en exceso-- el periodismo y la vida pública españolas. Representan los extremos ideológicos de la política y la sociedad de estos años. Su notoriedad trasciende sus méritos periodísticos.
Gabilondo, el periodista que atesora la mayor confianza de la audiencia, según reiteradas encuestas a lo largo de varios años, es el mejor representante de la radio, el medio informativo más creíble para los españoles. El hombre emblema de la Ser es por sí mismo una forma de hacer y entender la radio y el periodismo que ha ganado adeptos temporada a temporada.
Pedro J. Ramírez representa el periodismo más agresivo y la reinterpretación política y en clave de poder de la Transición. Nadie como él maneja los hilos del Cuarto Poder. Sólo él y Anson han logrado una instrumentación tan perfecta de las relaciones política/periodismo.
Destacan las menciones a los editores, encabezados por Juan Tomás de Salas, los Luca de Tena y los Godó. ¿Dónde queda Polanco? Singular olvido.
Pocos columnistas, prueba inequívoca de lo trascendente de la información y los medios, y lo perecedero de la opinión.
Para los encuestados, la información sigue siendo el diamante del periodismo; la opinión, la sal y la pimienta. Augusto Ussía y Emilio Romero (quizá más recordado como director mitificado del tardofranquismo) son los opinadores más citados. Ni Umbral, ni Burgos, ni Haro ni nadie.
Un innovador nato aparece un poco más abajo en la lista: Antonio Franco, director de El Periódico.
Entre los extranjeros, además de los reporteros que provocaron la caída de Nixon y su director de entonces, Ben Bradlee, un periodista del concepto, Indro Montanelli, y un reportero puro: Ryszard Kapuscinski.
Entre los europeos, el director mítico de The Sunday Times, Harold Evans, símbolo de la resistencia a Murdoch y los media moguls. Otro director/editor, Hubert Beuve-Mery, fundador-director de Le Monde.
Más abajo, el gran renovador del estilo, quizá algo minusvalorado: Tom Wolfe. Y también estrellas míticas de la TV americana, como Walter Cronkite o Barbara Walters.
Un sólo sudamericano: el editor del mexicano Reforma, Alejandro Junco de la Vega.
Ni un periodista digital o algo parecido [aposté por Dan Gillmor y perdí].
Una interesante clasificación que ayuda a comprender los mitos del periodismo, tan determinantes del oficio como la propia realidad. Un ránking volcado sobre España y el periodismo americano. Latinoamérica, al fondo, el presente, también.
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