La Generalitat tripartita de Cataluña prepara una ley audiovisual autonómica proteccionista de la lengua, las obras y autores catalanes. La mitad del tiempo de emisión debe ser en catalán. Los autores catalanes deben ocupar una cuarta parte de la emisión de música en la radio. Las televisiones tendrán que dedicar un 51% de su programación a obras europeas, la mitad de ellas catalanas: una cuarta parte, igual que en la música.
Nacionalismo de cuarto y mitad. La mitad en catalán, un cuarto para los artistas de la comunidad.
El Gobierno de PSC, ERC e Iniciativa acude a la idea de la excepción cultural para ejercer un proteccionismo cultural que enmascara un nacionalismo de alpargata y sardana.
El debate entre industria del espectáculo y cultura se inclina hacia la segunda, más fácil de controlar, dominar y subvencionar. Los políticos vuelven a apostar por nacionalizar Cataluña a fuerza de cine, televisión y radio, no vaya a ser que los inmigrantes no aprendan catalán. La disculpa es la protección de la lengua y el idioma, la identidad. El objetivo es asegurar el poder político y la adhesión nacional de los ciudadanos.
Luego ocurre que para denunciar el fracaso del Fórum, unos cuantos intelectuales, periodistas y artistas tienen que reunirse en el Colegio de Periodistas de Cataluña y pedir a los informadores que no identifiquen a los autores de las críticas.
¿Miedo a la censura y a perder el favor de los poderes públicos o táctica de francotiradores?
En Euskadi, el Partido Socialista propone una ley audiovisual en la que los operadores de televisión deberán reservar de manera obligatoria el 10% de su tiempo de emisión anual a la difusión de obras audiovisuales vascas: aquellas en las que un 51% de sus integrantes vivan en la Comunidad Autónoma Vasca.
Maragall y el PSC son más nacionalistas que nadie para frenar el imparable ascenso de Esquerra, impulsado por la excepción cultural y educativa de los últimos años y por los complejos de otros.
Los socialistas vascos, enfrentados al nacionalismo identitario, piensan en cuotas más acordes con el legítimo derecho de protección de la lengua y la cultura sin asfixiar la libertad de programación, de elección de la audiencia y la libre circulación de contenidos (informativos, culturales, de espectáculo, etc.).
El acento en la excepción cultural desdibuja otras buenas intenciones. La Generalitat pretende limitar los anuncios en TV3, la cadena autonómica, a 8 minutos por hora, de manera que se castigue menos al televidente y se limite la competencia con las televisiones públicas.
El proyecto del tripartito limita también la emisión de contenidos sólo para adultos entre las 22 y las 6 horas para garantizar la protección de los menores. Coincide aquí con la preocupación expresada por el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, que recordó a las televisiones que son un servicio público y que la ley establece mecanismos de control si no se respetan limitaciones como la programación en horario infantil.
El Ejecutivo catalán establece un nuevo sistema de adjudicación con informe vinculante del Consell de l'Audiovisual de Catalunya como garantía del servicio público de radiotelevisión. El Partido Socialista de Euskadi propone también la creación de un consejo análogo en el País Vasco.
La Vanguardia | La ley del audiovisual limita en TV3 la publicidad a 8 minutos por hora
Diario Vasco | El PSE propone un ente vasco que vele por la pluralidad de todos los medios audiovisuales
Expansión | La Generalitat busca un pacto con el sector sobre cine en catalán
El Correo | El Gobierno se escuda en la telebasura para adelantar la reforma de TVE
Caretas | Mario Vargas Llosa | Razones contra la excepción cultural