"Todo el mundo había imaginado que iban a dar La Primera y La 2, a Polanco, pero imagínese los periódicos: se despiden a 5.000 personas para darle una televisión a Polanco. Esto tiene un coste muy alto. Se han dado cuenta con los astilleros y una pantalla en negro es un precio enorme".
Vasile es un mago de la televisión comercial. La imparable subida de audiencia de Telecinco, su historial de varios años consecutivos como la televisión más rentable de Europa y el aumento de un 40% del valor de sus acciones desde su salida a Bolsa no admiten dudas sobre sus méritos como gestor.
El ejecutivo afirma que el futuro de la televisión "depende del tiempo y de la política", factores volubles. En la cadena se preparan para ver qué hará el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
Vasile habla claro: "Es evidente que puede ser que para hacer las cosas más rápidas el Gobierno escuche más a un amigo que a otro que no lo es para ser agradecido". Pero el ejecutivo no teme porque está convencido de que "los políticos son gente seria".
El consejero delegado de Telecinco no admite críticas contra la telebasura de quien considera un "monopolista".
"El señor Cebrián forma parte de la historia de España. Es un gurú. Las últimas declaraciones y las anteriores son de un monopolista que quiere pluralismo; del único que vende porno en España que quiere moralizar el mundo. Es un hombre lleno de contradicciones, que está en contra del presidente de un Gobierno que le ha legalizado una cadena de televisión que era ilegal y le ha permitido el monopolio de la televisión de pago. El Grupo Prisa ha progresado mucho en este periodo por méritos propios. Tiene la primera radio de España, el primer periódico, el monopolio de la televisión de pago, la liberalización de un negocio ilegal que habían montado. No se puede quejar de que no le han dejado vivir. Normalmente, el monopolista está contento. ¿Qué quiere? ¿Tener también el monopolio de la televisión en abierto? No es improbable que se la den, pero lo que dice es indecente. No puede decirme que hago una actividad peor que el terrorismo (en referencia a la telebasura). Tiene mucho morro".
Vasile está no descarta la privatización de TVE, pero como buen gestor reclama su saneamiento y la asunción de la deuda por el Estado. El empresario recuerda uno de los mayores males de la televisión pública: "Los costes de personal de TVE son el coste de toda Telecinco y los costes financieros equivalen al coste de la parrilla de Telecinco".
Sobre el futuro de la televisión, apuesta por las televisiones locales (con o sin Vocento, su socio en Telecinco) y por la televisión digital y sus posibilidades para desarrollar canales temáticos y dirigirse a nichos de audiencia:
"Si yo tuviera la televisión digital y como no puedo hacer más cadenas con el 22% de audiencia, haría una programación destinada al 15%, y otra, dedicada a los niños. Nosotros sabemos hacer televisiones del 8 y del 10% de audiencia. Cuestan menos y se duerme mejor".
Las declaraciones de Vasile son un reflejo de la situación de la televisión en España, un medio rentable económicamente, como demuestran las privadas, utilizado por los políticos para afianzar su poder e intereses, tanto en la estatal como en las autonómicas. Paga el ciudadano.
Entre el desapego comercial a las reglas del juego (hace tiempo que la condición de servicio público no se cumple, como el propio presidente ha denunciado), la falta de una reglamentación audiovisual clara y adecuada a los tiempos, el todo vale y la interferencia política, la televisión se ha vuelto un terreno montaraz donde la calidad es la última referencia y la audiencia está bombardeada por mensajes y programas a menudo muy cuestionables.
Poner remedio a esta situación es uno de los grandes desafíos del Gobierno socialista.
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