Francia se ha levantado contra el terrorismo y sus imposiciones blandiendo la unidad multicultural. Los velos han caído de las cabezas de las adolescentes musulmanas el primer día de escuela. La disputa sobre el laicismo ha dejado paso a la defensa de las personas y la democracia. Francia, sin distinción de religión ni raza, se ha unido para defender la liberación de los periodistas Christian Chesnot y Georges Malbrunot, secuestrados en Irak hace dos semanas.
Los periodistas han perdido la neutralidad. La guerra de Irak ha acabado con las salvaguardas que quedaban. En Irak, los informadores son instrumentos de presión como el resto de los ciudadanos extranjeros secuestrados, decapitados.
La estrategia del terror silencia la información. Grupos terroristas, dictaduras y repúblicas imperiales son los grandes enemigos. Sus armas son el terror y el miedo.
Los periodistas son rehenes valiosos porque los medios amplifican su dolor. La empatía o la censura de los empotrados y la decisión de algunos informadores de rodearse de guardaespaldas o, incluso, de llevar armas, han convertido a los periodistas en fuerza enemiga.
Lo mismo ha hecho la guerra de civilizaciones. Los mejores seguidores de Huntington y sus teorías del enfrentamiento cultural son los terroristas y liberadores mesiánicos de todo el mundo.
En sus manos el periodismo sufrirá siempre.
La unidad de los franceses de todas las religiones, orígenes y razas demuestra que la guerra de civilizaciones no es inevitable. La lucha por los derechos humanos y la ciudadanía (civil y política) es un arma igual de poderosa. La defensa de la información protege la democracia mejor que los tanques.
Le Figaro | Une rentrée en toute laïcité
Foreing Affairs | Samuel P. Huntington | The Clash of Civilizations
P21 | Satisfechos con los "empotrados", pero...