Laicismo (DRAE).(De laico).Cuando leo a los obispos criticando el "laicismo radical y excluyente" me acuerdo de todos los años, los 40 del último dictador y los siglos anteriores, cuando la sociedad española no pudo separar el estado de la iglesia ni la moral de la ley.
Doctrina que defiende la independencia del hombre o de la sociedad, y más particularmente del Estado, respecto de cualquier organización o confesión religiosa.
Falta laicismo. Todavía perviven criterios heredados de la religión en asuntos que no son de su competencia. Y el catolicismo, o más bien una cierta forma estatalista de entenderlo y practicarlo, impregna gran parte de la vida pública.
Más cinismo hay en su queja contra la memoria republicana por "dilapidar los bienes alcanzados y reabrir viejas heridas con una utilización de la 'memoria histórica' guiada por una mentalidad selectiva".
Niegan los obispos existencia y moral a las víctimas de la falta de memoria. A quienes nunca se nombraba en esas lápidas de iglesias y cementerios donde los caídos por España sólo eran unos.
Yo, como Manolo, recuerdo muy bien la memoria selectiva, aún visible en templos y lápidas.
Una vez, bien niño, pregunté al cura de mi pueblo porqué faltaban algunos nombres en aquellas lápidas. "Estaban equivocados y en pecado", me dijo. Entonces entendí el laicismo antes de leer a sus teóricos y sus argumentos.
Estos obispos olvidadizos andan escamados por su pérdida de influencia en la vida pública, cuando incluso una gran parte de los católicos demandan apertura en ciertos temas y reglas morales que no afectan al dogma.
Reclaman vigor a los católicos, y hacen bien, que cada cual defienda sus ideas democráticamente. Subrayan que "un Estado laico, verdaderamente democrático, es aquel que valora la libertad religiosa como un elemento fundamental del bien común".
La libertad de todas las religiones y también la de los no religiosos. Eso es la libertad religiosa. La moral cristiana no es la única y Aristóteles ya diferenciaba claramente la moral privada de la virtud pública.
Pero estos obispos que ya no pueden quejarse de sus diezmos, ahora más transparentes, aunque todavía bien dotados están empeñados en volver a ser güelfos y defender una comunidad histórica entre iglesia y estado postulada con ahínco por Rouco Varela.
Necesitamos más laicismo para que católicos y laicos sean más libres dentro de una democracia abierta a todos.
Me apunto, una vez más, a las cinco tesis de Fernando Savater sobre el laicismo.