El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y su esposa, Sonsoles Espinosa, han remitido una protesta a la revista Diez Minutos por la publicación de un reportaje sobre sus vacaciones ilustrado con una foto de sus hijas, menores de edad.
El matrimonio denuncia la "vulneración del derecho a la intimidad" de sus hijas, de ocho y diez años, y expresa su profundo malestar a la revista. Por contra, agradecen a los medios que han respetado su intención de pasar sus vacaciones en Menorca alejados de las cámaras y la parafernalia del corazón.
Es la primera vez en mucho tiempo que un presidente se aleja voluntariamente del ojo público y no aprovecha sus vacaciones para hacer propaganda ni realizar actos que le aseguren fotos, portadas y candelero.
Zapatero y su familia se han mantenido voluntaria y discretamente al margen de los medios y el famoseo. Llegaron a Menorca y el matrimonio realizó un paseo para contentar a la prensa. Luego se recluyeron hasta el punto de no salir mucho de su casa de descanso para no provocar la notoriedad pública.
Diez Minutos ha recurrido a las fotos robadas para hacer un reportaje que expone la intimidad del presidente y su familia a la opinión pública. Una intimidad que a nadie importa si no afecta a su labor como presidente.
Diversos medios se han sorprendido de la discreción de la pareja frente a las sesiones a las que nos tenían acostumbrados anteriores mandatarios.
Resguardar la intimidad de la familia es un derecho de toda persona, incluido el presidente del Gobierno. Si él la mantiene nadie tiene derecho a violarla. La invasión de la prensa del corazón y la telebasura es ya de tal calado que se olvida la protección de los menores y el respeto a la intimidad, incluso de los políticos.
El presidente del Gobierno tiene el deber de ser transparente en su actos públicos, pero nadie puede invadir su intimidad si él la resguarda. Zapatero lo hace. Ha cumplido lo justo con las exigencias de los medios y a partir de ahí defiende a su familia.
Un poco de respeto.
Es de celebrar que el presidente sea discreto. Muchos medios deberían recordar las recomendaciones del Código Deontológico aprobado por la Federación de Asociaciones de la Prensa en 1993.
Respetemos la intimidad del presidente para evitar los políticos espectáculo.
El Periódico
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