Las elecciones en Galicia y Euskadi han cambiado la política, pero también el periodismo. Varios medios digitales españoles apostaron por abrir la participación de los usuarios en la jornada electoral y no encerrarla en sus webs, sino conectarse y distribuirse a través de redes sociales como Twitter y Facebook. Los medios informativos se abren y abrazan los principios básicos de la red social: facilitar el acceso y compartir.
¿Por qué encerrar el contenido dentro de una sola web cuando se pueden distribuir por internet de forma más abierta y eficiente? ¿Por qué contentarse con los comentarios a pie de noticia cuando se puede gestionar la inteligencia colectiva con la web 2.0?
Algunos medios, sumidos en crisis de la prensa y cuando la audiencia de la información baja cada día más en el papel y sólo crece en internet, empiezan a entender que en el mercado de la abundancia y la saturación la fortaleza es abrirse y participar, no mantener las barreras de acceso y propiedad del contenido que han marcado durante tanto tiempo la estrategia de los medios informativos.
Con su participación y la integración de las redes sociales, los medios son capaces de gestionar de forma más eficiente la identidad de dominio público en internet: esa identidad portátil o privacidad compartida que los internautas despliegan por toda la Red para encontrarse con las personas con las que comparten intereses, ideas o afinidades de todo tipo.
Y los medios están obligados a navegar con ellos, porque en el hipertexto está la naturaleza y la economía de la web. Pueden distribuir de forma eficiente sus contenidos y sostener el valor de su marca y su información más allá de donde pueden llegar con sus webs y sus métodos de distribución. Los medios llegan a convertirse así en redes sociales cuyo tejido es la información. La audiencia deja de ser consumidora pasiva para convertirse en un público participativo y capaz de sumar valor a los medios, tanto con su inteligencia como con la distribución de sus contenidos, marca y presencia a través de la web.
Los medios se convierten en plataformas tecnológicas, de contenidos y sociales donde diversas personas crean comunidades virtuales unidas por el interés que suscitan sus contenidos, donde las aplicaciones y funcionalidades de otros sitios de Internet se unen para aprovechar a fondo la tecnología digital. Pero, además, los medios tienen la oportunidad de comercializar esa distribución viral de la información, como ha demostrado YouTube, que poco a poco deja de ser perseguida por las televisiones para convertirse en su aliada.
Y sobre todo el periodismo vuelve a ser relevante para el público y a convertirse en eje del diálogo social porque unas personas atraen a las otras.
Columna en Público