Elena Valenciano, Antonio Hernando y Eduardo Madina, diputados del PSOE en la Ser
¡Qué sería de nuestros pobres diputados sin las tertulias de radio y televisión! Más de un tercio de los diputados del Congreso no para de hablar, de cualquier cosa, en las radios y televisiones. Las tertulias inundan la programación, son baratas y siempre se pueden disfrazar de programa serio y con aspiración de servicio público. En el Parlamento no se habla ni se discute. Manda la disciplina de voto. Para eso están las tertulias, donde además, pagan.
El Parlamento hace tiempo que no es el ágora soñada por los teóricos de la democracia. El Senado es irrelevante y en el Congreso la disciplina partidaria convierte en clones a los 350 diputados que corren cuando suena el timbre para obedecer la orden de voto de sus jefes y pasan el resto del día en otras ocupaciones.
La primera, las tertulias, el gran contubernio de medios y políticos. 123 diputados participan en los debates de los medios y 250 declaran ingresos ajenos a su cargo pese a que el artículo 157 de la Ley Electoral procalma que "el mandato de los Diputados y Senadores se ejercerá en régimen de dedicación absoluta".
El PP encabeza la lista con 61 contertulios. Sigue el PSOE con 48 y a continuación CiU, con 7; PNV, con 2, y el Grupo Mixto, con 5. La derecha gana. Sus políticos y medios son grandes devotos de la tertulia, un formato imprescindible para la televisión barata, tan necesaria en la pobre TDT, y muy adecuado para la agitación y el fortalecimiento del espíritu partidario. Muchos menos son articulistas. Eso lleva tiempo, es más pesado, hay que trabajarlo un poco más y renta menos para el adoctrinamiento.
¿Cuántos cobran por sus tertulias? Casi todos excepto los que participan en los programas de los medios públicos, por la incompatibilidad de cobrar dinero público de la Ley Electoral. Por eso prefieren las tertulias de los medios privados. A los públicos se va de entrevistados y a los privados de tertulianos, así se cobra todo lo que se puede y se ocupa espacio y atención mediática al máximo. Los más habituales son prácticamente asalariados de algunos medios, con la consiguiente amenaza para la independencia de unos y otros.
Pero, ¿no debería la participación en tertulias formar parte de la actividad política de los diputados para explicar sus ideas y proyectos ante la ciudadanía? Es lo que cree la diputada socialista Remedios Elías cuando dice en su declaración de intereses: "En estos momentos no participa en ninguna tertulia, pero si lo hiciera en el futuro no cobraría ninguna retribución, ya que considera que es parte de su trabajo el trasladar a los ciudadanos la información y las ideas referentes a cualquiera de los temas a tratar en los distintos programas".
Indudable. Como también que el trabajo parlamentario no debería reducirse a votar para una gran mayoría que no son responsables de áreas de trabajo o comisiones en sus partidos. Por eso es importante preguntarse si necesitamos 50 diputados más para llegar a 400, objetivo de la reforma electoral en discusión.
Y también revisar una Ley Electoral con incompatibilidades pensadas más para evitar las duplicaciones y corrupción en la función pública, pero mucho más permisiva con las actividades privadas.
Política espectáculo y política negocio en medios volcados a la opinión en lugar de a la información. La opinión es barata y fácil; la información, cara y compleja.
Para Soitu.es