La Plataforma de Apoyo a Zapatero ya se ha presentado. Y la impresión es decepcionante. De nuevo se elige un grupo de gente y una presentación que recuerda demasiado a anteriores adhesiones y a grupos demasiado endogámicos y contentos de sí mismos y su situación.
¿Dónde están el resto de esos cinco mil firmantes? Los que podrían aportar una imagen y visión distinta a este grupo de apoyo al presidente socialista.
A Mariano Rajoy le ponen fácil la crítica.
La portada de El País del sábado era elocuente. Las fotos de las caras famosas de la plataforma era un catálogo de productos Prisa.
Todos identificados con el mismo universo de intereses, político y simbólico.
Por eso no es una sorpresa que el manifiesto final de la plataforma PAZ no haya tocado una coma al borrador inicial.
Los manifiestos deberían ser siempre reivindicativos y provocadores. Cuando son adhesiones incondicionales recuerdan demasiado a los de otras épocas.
Zapatero y el PSOE deberían tener cuidado. Algunas compañías pueden restar más que sumar. La reiteración siempre es penosa y cansina. Ver siempre a los mismos tras la misma pancarta no ayuda.
Los votantes exquisitos, la izquierda más crítica, no puede estar de acuerdo con un manifiesto laudatorio, donde no se apuntan reivindicaciones que obliguen a los políticos que nos representan.
Por eso no firme el manifiesto de apoyo a Zapatero cuando me lo pidieron. El resultado confirma mis sospechas.
La derecha mantiene sus tácticas de compactar a su electorado. Ahora más que nunca, con orgullo de identificarse alrededor de ciertos valores, costumbres e intereses. Su integrismo electoral apunta además a ciertos votantes moderados que sucumben a las apelaciones al miedo y la catástrofe.
Las encuestas muestran el avance del PP porque vuelve a imponer su discurso y lleva la iniciativa.
El PSOE sigue sin oír a sus asesores y va a remolque. Una campaña desdibujada y con errores. Promesas aceleradas y poco pensadas, con escasa capacidad de incitar a ese tercio de sus votantes del 2004 con dudas sobre si volver a darles su voto.
Los manifiestos incondicionales. La adhesión sin demanda de compromisos y políticas no incitará a salir de casa hacia el colegio electoral a quienes dudan.