Un grupo de periodistas lanzan un manifiesto de apoyo al PP para las elecciones del 9 de marzo. Promueven "un nuevo cambio político" desde "la más absoluta independencia partidaria".
Bienvenido sea el manifiesto. Es la constatación evidente de la afiliación política de los periodistas. Y es bueno que el público lo sepa. Si es que a alguien le cabía alguna duda.
Esta es la campaña de los manifiestos. Los hay de artistas, ciudadanos en red, etc., así que los periodistas no podían ser menos.
En un país donde los medios no piden expresamente el voto para un candidato, el endorsement de los norteamericanos, algunos periodistas se han lanzado a hacerlo.
Es un paso de transparencia. El público debe conocer lo mejor posible a quienes le informan para mejorar su juicio sobre la información.
Lo que sobra es eso de la "independencia partidaria" con un manifiesto que calca los argumentos del PP de los últimos cuatro años. Proclamarlo de esa forma más que ennoblecer la intención política del manifiesto menosprecia la inteligencia de los ciudadanos.
Falta una petición clara de voto para el PP. Un poco de claridad y precisión. A ver si alguno de los destinatarios del manifiesto se va a equivocar y vota por otros.
Lo más gracioso es esa sacralización constante de la Transición y su manido consenso. El mito de la derecha española contemporánea.
¡Qué pesadez!
Por cierto que exigen consenso quienes siembran todos los días un disenso insoportable desde columnas, radios, televisiones y páginas webs más allá de la razón y, en muchos casos, de la verdad.
Paradojas del consenso.
Con la mayoría de grandes principios enunciados en el manifiesto se podría estar de acuerdo. Es una pena que el PP también los haya conculcado reiteradamente. Este mismo manifiesto se podría haber empleado con la intención contraria en 2004.
¿Será que piden el voto para un partido desconocido?
Se confirma una vez más que los manifiestos sólo sirven para adhesiones incondicionales. Un poco más de crítica hacia un lado y otro no vendría mal.