Cayetana Álvarez de Toledo explica en ABC -que ya acerca posiciones con Acebes- cómo se pasa del columnismo a la política:
"No es una decisión que se toma en un día, sino que está muy meditada. Por una parte es fruto de una gran vocación política de casi siempre y, por otra, consecuencia de unas circunstancias muy concretas tanto políticas como de relaciones en el PP, que me dieron la oportunidad de venir a trabajar y a colaborar aquí".
Cayetana, columnista privilegiada de Pedro J. Ramírez, pareja ideológica y contrapunto generacional de Luis María Anson, representa una perversión terrible del periodismo español: su uso instrumental para hacer carrera en la política.
Al menos no lo oculta.
La pasión política de Cayetana, fundamentada en su estudio del regalismo, es obscena por la violación del periodismo de opinión que supone.
Pero no es menos cierto que al menos ahora la protegida de Acebes y número nueve en la lista del PP por Madrid se la juega en el partido, no desde las columnas de los periódicos. Otros siguen haciendo política enmascarada desde ellas.
Decía Hugo Young, uno de los últimos grandes del columnismo británico, que muchos opinadores deberían dejar los artículos y presentarse a las elecciones.
Cayetana lo ha hecho. Eso sí, después de ganar el puesto desde la protección de una cabecera.