400 euros para todos los contribuyentes. Es el precio que el PSOE ha puesto al voto de mucha gente. Es el precio de abandonar las políticas económicas socialdemócratas para rendirse al discurso de la derecha y, sobre todo, para ocuparse de que los ciudadanos perciban dinero contante y sonante en el bolsillo.
Pura demagogia.
Así es la democracia en época electoral. Así la entiende el PSOE.
No es la primera vez. El gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ya ha empleado varias veces el recurso del traspaso de fondos directamente a los ciudadanos para que se visualizaran bien sus bondades.
Es lo que siempre ha defendido la economía liberal: más dinero en el bolsillo de la gente, menos para inversión y servicios públicos.
400 euros serán poca cosa para las rentas medias y altas. Pero un buen pellizco para las bajas. A eso los dirigentes del PSOE le llaman con desparpajo progresividad.
Pero la verdadera progresividad hubiera sido devolver más renta a los menos ricos y menos a los más acomodados.
¿Y los de la escala más baja? Los que ni siquiera cotizan, como viudas, muchos pensionistas, parados y salarios miseria. Para esos no hay devolución.
La justificación del presidente del gobierno es toda una traición a los principios socialdemócratas: "Por primera vez un Gobierno devuelve renta a sus ciudadanos".
¿Qué dirían John Maynard Keynes o John Kenneth Galbraith si levantaran la cabeza?
Quienes estarán contentos son los Chicago Boys, los defensores de la reaganomics y el PP, que ven como el gobierno acepta su discurso.
Sólo se enfadarán porque ellos no están en el gobierno y no pueden hacer lo mismo.
A pesar de que algunos dirigentes socialistas se quejan de los votantes de la izquierda exquisita cada día hacen algo nuevo para poner en duda que realmente Z, el heterónimo electoral de Zapatero, esté haciendo política de izquierdas.
Se arruga con los obispos montaraces, no se atreve a reformar la ley del aborto, devalúa leyes como la de memoria histórica, etc.
¿Escucha a sus asesores Zapatero?
¿Qué le dirán sus sabios internacionales Joseph Stiglitz y George Lakoff?
El premio Nobel de Economía critica la política similar a la que pone en marcha Zapatero en un reciente artículo.
Con criterio y sabiduría económica, Stiglitz insiste en fortalecer las políticas públicas para los más desfavorecidos, las infraestructuras, las inversiones que crean riqueza, en lugar de las dávidas que sólo estimulan el consumo.
Lakoff insiste una y otra vez que los progresistas no deben caer en los discursos y el marco instalado en la opinión pública y eso que mal se llama el saber común por la derecha.
Pero Zapatero y sus asesores no escuchan.
Donde estén unos euros para comprar directamente al votante, ¿para qué esperar? ¿para qué explicar y convencer?
El PSOE se aleja cada vez más de la izquierda y cae en la trampa de responder a la derecha dando la razón a sus discursos y políticas.
La izquierda, la exquisita y la otra, asiste asombrada a la rendición y la ceguera.