Enfadadísimos. Como monas. En la primera mitad del debate los ciudadanos sólo hemos oído recriminaciones. Y no nos lo merecemos. Más allá de a quién quiera votar o confíe más cada quién, lo que este país se merece son políticos con más altura. Nos merecemos políticos con más ideas, con menos división, más unidos hacia un futuro mejor.
Y a partir de ahí el legítimo y obligado disenso.
Pero, ¡en algo habrá que estar de acuerdo!
Zapatero está demasiado airado. Look back in anger. Tampoco me extraña.
Rajoy es el perfecto irresponsable, como siempre. Su gesto es más calmo. Sabe que tiene que ganar, convencer y demostrar cercanía. Y lo está haciendo.
Empezó con la mirada perdida en un foco a su izquierda. Todo tics. Debate adelante los tics son los lemas. Sigue mirando a su izquierda. El apocalipsis, dice Zapatero.
Rajoy vive el Antiguo Testamento. Zapatero, el Nuevo.
Pero el disenso supera a las ideas.
Los dos pierden y sólo fomentan la abstención. A este ritmo la gente lo que pensará es que no se merece estos líderes mediocres y navajeros. Sólo piensan en su propio enfrentamiento.
Como sigan así, cierro.