Asia sigue siendo la gran desconocida para España a pesar del aumento de los intercambios y la emergencia de China como gran potencia del siglo XXI. Pero en la prensa española todavía se presta poca atención a lo que ocurre en aquel país. Por eso vale la pena leer la Carta 08 (en inglés) que un grupo de ciudadanos e intelectuales chinos ha publicado con motivo del centenario de la primera constitución china y el 60 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
En ella se piden 19 medidas: una constitución democrática, separación de poderes, democracia legislativa, un poder judicial independiente, control público de la Administración, derechos humanos, elección de los cargos públicos, igualdad entre campo y ciudad, libertad de reunión, expresión y religión, educación cívica, protección de la propiedad privada, reforma fiscal, seguridad social, protección del medio ambiente, una república federada y confianza en la reconciliación.
En definitiva, la base de los principios de la democracia europea y la constatación de que sin libertad no hay progreso ni justicia, por mucho que los nostálgicos de cierta izquierda -la misma que celebra los 50 años del castrismo sin crítica a sus errores y a los de la política norteamericana desde Bahía Cochinos- se unan con ciertos neocapitalistas amorales, de los que defienden la riqueza material como vía china al capitalismo olvidando que muchas dictaduras basaron en ese espejismo gran parte de su totalitarismo. La franquista en los años 60 y 70 del pasado siglo, sin ir más lejos.
Vale la pena leer la Carta 08, que toma como ejemplo la Carta 77 de Checoslovaquia, para recordar que sin libertad y derechos humanos no hay progreso ni justicia.