Niños y adolescentes para siempre. Con la plasticidad del cerebro preparada para aprender a través de los medios de la sociedad de la información (casi) global. En una era donde la necesidad de archivar la información y el conocimiento disponible es cada vez mayor y cuando surge la urgencia de crear una inteligencia colectiva y artificial de acceso universal para mejorar nuestras vidas.
Es el resumen de varias predicciones que un grupo de científicos y pensadores han desgranado para Edge.org, la revista de la tercera cultura –unión de ciencia y cultura- editada por John Brockman que se ha convertido en una referencia.
Junto a advertencias sobre el cambio climático y la posibilidad de encontrar vida en otros planetas, o simplemente colonizarlos, varios autores abordan los cambios en el conocimiento, la tecnología y la vida cuando la biotecnología permite convertir los genes en pura información, distribuirlos por internet o almacenarlos en soporte digital.
Por eso Alison Gopnik alerta de que podemos ser ya aprendices perpetuos y apoyarnos en métodos de decisión artificiales o colectivos. El resultado es la civilización 1.0 de Michael Shermer, que trata de superar la actual crisis con una globalización con acceso universal a internet donde el conocimiento esté digitalizado y el libre mercado sea tutelado por democracias sociales para evitar abusos. Es el superorganismo de Kevin Kelly, una nueva clase de mente formada por inteligencia artificial distribuida como la electricidad. Con tal ubicuidad gracias a internet, la inteligencia colectiva y las nuevas tecnologías que llega a convertirse en las máquinas de memes (unidades de transmisión cultural) auto replicantes de Susan Blackmore, que no necesitarán el concurso de los humanos, sino que convertidos en temes (memes tecnológicos) sean transmitidos entre sí por las máquinas.
Será la hora de reemplazar el conocimiento humano con un sistema más avanzado. Otra revolución cambriana para hacer evolucionar un cerebro que no ha cambiado sustancialmente desde el Pleistoceno, advierte Gregory Paul cuando no se puede frenar la ciberrevolución. Para unos como Donald Hoffman esa mutación será facilitada por los ordenadores cuánticos, para otros la inteligencia ubicua en red está mucho más cerca, en los teléfonos móviles, preparados ya para acceder al superorganismo y los temes desde cualquier lugar, explica Keith Devlin.
Para los pensadores de Edge, ha llegado el momento robótico, como lo llama Sherry Turkle, una de las grandes investigadoras del ciberespacio. Máquinas con las que interactuar con el conocimiento y las emociones. Para lo que sigue haciendo falta una revolución educativa que permita aumentar la alfabetización digital y social para orientarnos entre tanta ubicuidad.
Columna en el diario Público