"Dejen a los consumidores decidir qué quieren pagar". Parece obvio en una economía libre, pero la propuesta de Sumner Redstone a favor del precio flexible (flexible pricing) en la economía digital es una de las claves de la transformación de la industria de los contenidos.
El presidente de Viacom desvela lo obvio: el mercado digital, con su larga cola, es un mercado de nichos y de elección, más rápida, cómoda y flexible que nunca.
El precio flexible se impone y acabará llevando al copyleft parcial y a los derechos abiertos.
Los medios y distribuidores de contenidos son agregadores. Cada vez importa menos el contenedor y el paquete y más cada uno de los contenidos, seleccionables y consumibles individualmente gracias a la tecnología digital de almacenamiento, catalogación y distribución.
iTunes lo demostró con la venta de canciones. La era de los discos de larga duración conceptuales desapareció el día que nadie se creyó durante más tiempo a Rick Wakeman. La tecnología digital permitió a los usuarios elegir qué fragmento de bits quieren y cuáles no les interesan.
El fin de la comunicación de masas (broadcasting) acaba con la dictadura de la distribución: lo importante es la parte de lo que se ofrece que los usuarios desean, su elección, no lo que los medios promocionan para el consumo.
Además la industria de los contenidos ya puede controlar a través de la distribución digital cómo usan los usuarios sus compras: para escuchar o leer, para guardar, para copiar, para distribuir en un entorno, etc.
Los DRM y otros sistemas permiten codificar cada producto en función de sus usos. Entonces la industria debe cobrar sólo lo que el cliente quiere consumir.
¿Por qué pagar por un disco (LP/CD) si sólo quieres escuchar una canción?
¿Para qué pagar más por un libro digital que sólo quieres leer una vez? Cuando la obra no depende del objeto el precio por lectura se abre paso.
¿Una cosa es ver una película para pasar el rato y otra guardarla en tu filmoteca analógica o digital, personal o social?
El dueño de MTV o Paramount aboga por el cambio y salvación de la industria. Promueve una reforma del negocio de los contenidos en la distribución, aunque es reacio a la flexibilización de los derechos de autor y propiedad intelectual.
Redston lo tiene claro: se puede distribuir de otra forma (a los medios y los productores de contenidos les está costando mucho), pero no se puede perder control sobre la distribución y alerta a la industria contra los peligros de la promoción participativa para su negocio.
¿Por qué?
Porque entonces Viacom no tiene sentido. La tecnología digital no sólo permite a los ciudadanos acceder a la cultura y los medios de otra forma. También los creadores pueden distribuir directamente sus creaciones con nuevas formas de llegar al público y negocios más abiertos.
Entonces, la caída de Viacom y el resto de los imperios mediáticos se acerca. A la flexibilización de precios sigue la de derechos, inevitablemente. ¿No está Redstone proponiendo una comercialización flexible de derechos?
La industria continúa su cruzada contra el copyleft porque todavía no entiende la diferencia entre derechos flexibles y gratuidad.
Si desatienden el oximoron y no evolucionan pondrán en peligro su propia existencia.
Sumner Redstone habla. Escucha.