Cuando los rescoldos de los incendios que han dejado negra la tierra gallega aún humean, una nueva tragedia cae sobre Galicia. El tren A Coruña/Vigo-Hendaya, la comunicación férrea del Norte ibérico, ha descarrilado en Villada (Palencia). Seis muertos y 36 heridos.
Es un ejemplo más de la eficiencia de Renfe y del atraso de las comunicaciones de Galicia. Mientras los políticos se entregan a acusaciones y andanadas sin fin, trenes vergonzosos, reliquias de los años 40 y 50 del pasado siglo modernizadas con máquinas de los años 60 son la comunicación ferroviaria principal de algunas zonas de este país.
El Shangai siempre fue el viejo expreso Galicia-Barcelona. Lo bautizaron así los emigrantes del franquismo por su decrepitud. Aún sigue siendo un ejemplo de subdesarrollo.
El Galicia-Hendaya ahora siniestrado heredó el nombre entre muchos pasajeros. Ahora le llaman Intercity 280, pero no es mucho más moderno que el viejo expreso (Greg lo atestigua, Renfe te sigue tratando como a ganado).
He viajado decenas de veces en él para ir a la universidad. Era el tren de los estudiantes, los que iban a Navarra y al País Vasco. Ahora es también el de los peregrinos que viajan más turistas que creyentes a Compostela. Unos cuantos abarrotaban el convoy siniestrado.
Recuerdo el frío y el olor a mugre. Entrabamos en el tren nada más empezada la tarde y amanecíamos en destino. Unas veces helados como témpanos de páramo castellano. Otras achicharrados -y medio intoxicados- las pocas veces que le ponían una calefacción más siniestra que el más desmejorado de los hornillos.
Olía peor que el infierno.
La cafetería era un viejo ferroviario -casi siempre malhumorado- que vendía latas y botellas sacadas de una gran caja llena de hielo. Si te atrevías podías comprar un bocadillo de mierda.
Preferíamos las cantinas de las estaciones, a menudo cerradas y siempre sucias, que aquella vieja y mugrienta nevera alojada en un compartimento de segunda clase.
Por lo que veo en los horarios de Renfe sólo ha ganado un par de horas en más de 25 años. Patético. Vergonzoso. Tercermundista.
Dicen que es ferrocaril accidentado iba con retraso. Como siempre. En mi vida llegué en hora con ese tren y siempre le preguntaba a los jefes de estación por qué no cambiaban los horarios y dejaban de engañar a los pasajeros.
Ni caso.
Son muchos años de ineficacia en la modernización de las comunicaciones por ferrocarril. Casi tantos como costó tener una autovía decente con Madrid mientras la famosa (y fantasma) del Cantábrico (pecado no radial) aún está inacabada.
Los únicos con derecho a protestar son los ciudadanos. Que descansen de acusaciones los políticos y los gerentes de los servicios públicos. Son muchos años de culpabilidad, no hay inocentes. Que guarden el arma de los desastres y arreglen la desatención del transporte público y las comunicaciones.