Thursday, June 24, 2004

El gesto del Rey

Don Juan Carlos siempre ha sido un rey profesional. Sabe lo que cuesta el cargo y a qué obliga. Tras casi tres decenios desde la reinstauración, el proyecto más importante de la monarquía es asegurar la sucesión. De ahí la construcción mediática del Heredero a través de la boda con Letizia Ortiz: la sucesión asegurada.
Los medios españoles siempre han estado con el Rey, sean o no monárquicos. Pocas voces disidentes se han oído estos años y los republicanos de cualquier tendencia han desaparecido del mapa político. En la libertad de la democracia han sido condenados a la clandestinidad por una opinión pública juancarlista.
Sobran dedos de una mano para contar las críticas públicas contra el fasto de la boda del Príncipe y muy pocos han publicado el dinero que nos ha costado a los españoles la ceremonia.
Para unos medios educados en la ideología de la Transición, la monarquía es una institución fundamental. Es una de esas pocas instituciones que aúnan política y audiencia. Los países monárquicos tienen un plus de interés mediático y la realeza ocupa un hueco ocupado por personajillos de más baja ralea y peores modales en otros parajes.

La figura del Rey y la institución de la monarquía han gozado todos estos años de la protección de las instituciones, y entre ellas han jugado un gran papel los medios. Las faltas, errores y problemas de la monarquía han sido convenientemente olvidadas en aras del interés general, la consolidación de la democracia, etc.
¿Son necesarias estas prevenciones 25 años después de la proclamación de la Constitución?
Según el Barómetro de mayo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), un 55% de los españoles consideran que la institución real está superada.
Ocho de cada diez ciudadanos creen que la realeza está "enraizada en la tradición e historia" y casi la mitad opinan que garantiza la estabilidad frente a algo más de un tercio que creen que no.
Pero el poder de la monarquía como amalgama del Estado desciende. Ya son casi tantos los españoles que creen que no es elemento de continuidad del poder político (38,2%) como los que creen que sí (39,5%).

Con la evolución de la sociedad española sorprende que la monarquía siga siendo inviolable más allá de las garantías que le otorgan la Constitución y las leyes. En su última visita a Vitoria, un gesto de hartazgo del Rey frente a las protestas de un puñado de radicales abertzales no ha merecido mención ni imagen en ningún medio.
Tampoco los errores y excesos e incongruencias de la boda del Príncipe, seguida con interés por un 49,3% de la población, según la misma encuesta del CIS, y que pasó con poco o nulo interés para la otra mitad de los ciudadanos.

El gesto de Vitoria fue una falta de profesionalidad real. Si la hubiera cometido un político u otro personaje público no hubiera pasado sin mención.
El 78,5% de los españoles no creen en la real divinidad. Todo lo humano puede y debe ser examinado. A mayor posición, mayor responsabilidad.
El gesto del Rey puede ser o no comprensible --seguro que de conocerse hubiera sido aplaudido por muchos--, pero es inoportuno e impropio de quien debe saber hacer valer su posición y se proclama "Rey de todos los españoles". Incluso de aquellos que no lo aceptan o no están de acuerdo con la monarquía constitucional.
Inviolabilidad ante la ley no es falta de responsabilidad ante los ciudadanos.

¿Necesita la institución monárquica esta protección?
Menos mal que la monarquía inglesa es un desastre que llena el cupo de despropósitos. Es la válvula de escape hispana para la crítica a la realeza.
Cuando el papel de Don Juan Carlos comienza periclitar en favor del Heredero, quizá sea hora de revisar la actitud de los medios frente a una institución tan humana como las demás.

El Correo | Los Reyes se interesan por la catedral de Vitoria
CIS | Barómetro de mayo
elmundo.es | Las imágenes de la polémica
elmundo.es | ¿Un saludo malinterpretado?