Como todos los chulos, Federico Jiménez Losantos es un cobarde. El locutor mamporrero de la Cope afirma ante la justicia que sus supuestas injurias y calumnias contra las fuerzas de seguridad por la investigación del 11-M eran sólo informaciones de El Mundo que él sólo comentaba.
El mamporrero de Pedro J. Ramírez se arruga.
Es lo que tienen los corajudos defensores de la patria, la moral y no se sabe cuántas cosas más. A la hora de la verdad, ni responsabilidad ni valor. Dos atributos esenciales del periodista.
Este hombre lleva años denigrando a la profesión periodística y lo sigue haciendo. Además de hacer un daño irreparable a quienes le siguen.
Pedro J. ya sabe, si es que no se daba por enterado, que los pistoleros tiran el arma cuando un cañón apunta a su entrecejo. El valor de Losantos contrasta con el de los policías que él denigró.
Pasión de valientes de los que insultan a los políticos, a los inmigrantes, a los que no piensan como él. En fin.
El cobarde estará cansado de perder casos en los tribunales. El animus iniurandi se mantiene aunque la base sea ajena y la calumnia es culpa de quien la difunde.
Que apunten quienes jalean sus bravatas.