Esperanza Aguirre ha dejado de ser la tapada. Acabó de ver el segundo debate entre Zapatero y Rajoy y decidió que las elecciones estaban perdidas. Llegó la hora de actuar. Habemus lideresa desde ese instante.
La presidenta de la Comunidad de Madrid se lanza a la campaña post Rajoy con su mejor arma: el poder territorial y su capacidad de contrarrestar la acción del gobierno del Estado.
¡Justo de lo que se queja el PP cuando pide competencias exclusivas y reducir la influencia de los nacionalistas!
Pero todo vale en esta política. Aguirre anuncia el soporte del gobierno autonómico a todos los objetores de Educación para la Ciudadanía. Al menos antes de que el Supremo unifique doctrina: hay una sentencia a favor de la objeción y dos en contra de tribunales superiores.
Esa asignatura que nunca se iba a aplicar porque Rajoy la eliminaría.
Pero el equipo del candidato popular ha perdido confianza en las posibilidades de su jefe para ganar las elecciones.
Y Esperanza está preparada. Lleva mucho tiempo esperando.