Federico Jiménez Losantos ha amenazado (audio) a los ecuatorianos por la manifestación contra el terrorismo del próximo sábado. Les ha recordado, llamándoles "chorlitos", que "Madrid, la Comunidad Valenciana y Murcia, las comunidades donde ustedes viven son del PP (...), piensen antes de meterse en según qué tinglados".
Pura mafia. La industria de la protección (Diego Gambetta) convertida en mafia radiofónica y política.
Omertá y protección. La ley del silencio. Si quieres vivir y trabajar en España, calla o el poder te presionará allá donde vivas.
Y no se ha oído a ningún responsable de esas comunidades poniendo coto a las insinuaciones del responsable de La Mañana de la Cope y de Libertad Digital. Tampoco al PP ni a la AVT, en desacuerdo con esta manifestación y al lado de los Peones Negros.
Ni a los obispos que se sientan en el consejo de administración de la emisora católica.
Es lo que Luis M. Linde ha llamado "mafiosidad democrática" en un artículo reciente: "La protección mafiosa proporciona ámbitos de impunidad, desigualdad y privilegio para los clientes, amigos y cómplices a expensas de los demás".
La insinuación de Jiménez Losantos se aprovecha de los inmigrantes, uno de los eslabones más débiles de la sociedad, para someterlos a los intereses políticos y partidistas.
Va más allá de la discusión sobre el lema y de las peticiones de colectivos como el Foro Ermua.
Las discusiones entre partidos, colectivos, sindicatos, etc. no pueden llegar nunca a la coacción a las personas, independientemente de quién tenga razón o de la discusión política legítima.
De lo contrario tendremos a un lado el enemigo terrorista y al otro al mafioso.
El estado del bienestar convertido en estado benefactor por la apropiación partidista del poder. Un mal demasiado extendido.
"Un elemento crucial de mafiosidad en los sistemas democráticos es la existencia de medios de comunicación objeto de protección especial que, a su vez, «compran» esta protección protegiendo al poder contra sus adversarios".
La descripción de Linde es un traje a la medida para Jiménez Losantos. O al menos la vestidura de sus proclamas.
Precisa Linde: "Los poderes económicos del Estado benefactor e intervencionista son un campo enormemente propicio para el establecimiento de relaciones de protección, impunidad y privilegio".
Es la sombra de la sospecha que Jiménez Losantos ha lanzado sobre los poderes autonómicos del PP.
Una sospecha y unas amenazas insoportables en un estado democrático.
La crispación sigue yendo demasiado lejos.
P21 | Extraños de los otros