China intenta seguir su camino de liberalización económica sin democracia, la vía china hacia el capitalismo. Pero la campaña por el boicot a las olimpíadas de Pekín 2008 avanza.
Y empezó hoy mismo en el encendido de la antorcha olímpica. Reporteros sin Fronteras (RSF) ha lanzado su campaña por el boicot a los juegos si no se consigue mayor respeto a los derechos humanos.
La presión por un boicot de líderes políticos a Pekín 2008 y de protestas durante el recorrido de la antorcha crece.
Amnistía Internacional vigila las mejoras anunciadas por las olimpíadas, aunque no pide una medida tan dura como RSF.
El Comité Olímpico Internacional (COI) rechaza el boicot, pero la revuelta en Tíbet ha espoleado a los defensores de medidas más duras que antepongan la defensa de los derechos y libertades a los intereses económicos y diplomáticos.
La presión crece en Europa con opiniones a favor y en contra del boicot.
Una mayoría de los franceses reclaman el boicot político como protesta formal sin prejuico para los atletas.
En esa línea van otras iniciativas como las protestas durante la marcha de la antorcha olímpica promovidas por Race for Tibet o contra el paso del fuego por el país del Himalaya donde la represión de las protestas ha disparado la indignación internacional.
Otros como el columnista de The New York Times Nicholas D. Kristof recuerdan el valor de los gestos propagandísticos como el de los atletas negros en los Juegos de México en 1968 y piden camisetas con lemas contra el régimen chino y sus acciones dentro y fuera de su país.
El camino de la antorcha será difícil mientras el mundo sigue debatiendo cuál es la mejor forma de impulsar el cambio en China.