El punto y coma está en peligro de extinción. Y no sé si preocuparme demasiado. Es el viejo representante de la sintaxis compleja. Desaconsejada para la comunicación siempre, pero más ahora, cuando es más rápida que nunca.
Los periodistas siempre lo hemos evitado, como recuerda Nacho. Las frases cortas, concisas, no lo precisan. El párrafo ágil lo rehuye.
Pero es cierto que al perder sintaxis perdemos también pensamiento. ¿O en este caso lo estamos superando? Quizá debemos salvar el punto y coma sin complicar la frase ni el pensamiento.