"En el principio está mi fin". Las palabras del poeta TS Eliot podrían resonar en los oídos de Mariano Rajoy. Aznar podría susurrarlas. Pero seguramente retumbarán también los editoriales, las columnas, los chats y las conversaciones en vídeo que desde la prensa amiga piden su cabeza.
Desde la noche de su segunda derrota la maquinaria mediática se ha puesto en marcha para forzar su destino.
Es la hora de los medios después de una campaña electoral que ha demostrado la profundidad de la polarización política y mediática, la fortaleza de las adhesiones y lo limitado de la crítica independiente.
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