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Si un cartel puede convencer a alguien para luchar por una causa, sin duda muchos de aquellos artistas lo consiguieron.
Fontseré vivió más tarde el exilio, la resistencia francesa, repleta de extranjeros dispuestos a liberar Francia a pesar de ser considerados exiliados de tercera, en palabras del propio ilustrador.
Más tarde trabajó en Nueva York en proyectos culturales y como escenógrafo antes de volver a España. Precisamente ahora se exponen en Barcelona sus fotos de Nueva York.
Fonseré explica las diferentes fases de la explosión cartelista, de los primeros afiches de julio de 1936, vibrantes, revolucionarios, "espontáneos y directos", a la posterior imposición de la propaganda y las consignas partidistas, "obra de encargo de las oficinas de propaganda".
Fonseré ahonda en la influencia de la ideología, el origen social, los "clanes y camarillas", para acabar reivindicando el genio individual y la maestría de las distintas escuelas.