Wednesday, June 28, 2006

Frenar el precio del fútbol televisado

La directora general de RTVE, Carmen Caffarel, quiere frenar el precio de los derechos deportivos en televisión. La pérdida del Mundial de Alemania en beneficio de La Sexta y Cuatro, de la Champions por Antena 3 y el Mundial de Baloncesto también para La Sexta dejan sin argumentos a una televisión pública obligada al saneamiento y mucho más atenazada financieramente que antaño.
Caffarel pide un "consenso en los derechos deportivos para que los precios no sigan disparándose". No tiene mucho futuro a pesar de la ley del fútbol y el interés general.
El deporte es un tesoro para las televisiones en todo el mundo y el mercado manda. Cuantos más pujan, más se encarece la subasta porque la oferta de calidad y popularidad es limitada.
Cualquier intento de cártel para condicionar los derechos pondría a los clubes y a las autoridades de la competencia en alerta general. Las medidas antimonopolio como las dictaminadas por la Comisión Europea en Gran Bretaña acabaron disparando los precios.
La nueva guerra del fútbol declarada por La Sexta ya ha catapultado los derechos de los grandes clubes.
Con más de 12 millones de personas viendo a la selección de fútbol y más de diez millones pegados a la pantalla en la final de la Liga de Campeones, el fútbol es imbatible. Quizá es difícil de rentabilizar financieramente, pero cuando hay que luchar por la audiencia en un mercado con más competidores la atención tiene un alto precio.
La propuesta de Caffarel es la respuesta de la impotencia a una pregunta malintencionada. El diputado popular Ramón Moreno Bustos preguntaba por el papel de RTVE en las retransmisiones deportivas. La etapa del gobierno del PP fue la de guerra digital, el presupuesto que disparó la deuda de RTVE y el ralentizamiento de la concesión de nuevas licencias de televisión.
TVE debe buscar una nueva posición y función más adecuada a su servicio público y olvidarse de subastas donde no puede pujar. Quizá el interés general y el servicio público se puedan servir sin entregarse a un mercado donde las televisiones privadas pueden responder mejor al interés de los aficionados por un negocio desproporcionado.