La semana pasada las noticias se sucedieron tan rápido que nublaron la reflexión sobre algunos acontecimientos y ETA volvió a ganar de nuevo la partida a los medios. En el estruendo de la caída de la candidatura de Madrid a los juegos olímpicos del 2012 se coló la propaganda terrorista.
Ahora que anda el terrorismo todo el día en boca de los políticos no se debería olvidar la precaución y el rigor informativo. El 8 de julio los principales medios del país publicaban una información sobre presuntas cartas de ETA al Comité Olímpico Internacional para perjudicar la candidatura española. Muchos difundieron el mensaje propagandístico de la banda (El País, ABC, La Razón, La Vanguardia y etc.) y pocos se ocuparon de contrastar mínimamente la información, que resultó falsa.
Es curioso cómo se cree a pies juntillas a los terroristas, personajes que deberían estar en permanente sospecha.
Una vez más los grandes medios no respondieron a la exigencia de veracidad de la información y dieron pábulo a la propaganda de ETA publicada en su propio boletín.
Todos los códigos nacionales e internacionales alertan para no caer en las trampas, el lenguaje y las amenazas de los terroristas y, sin embargo, las prisas y la falta de responsabilidad siguen dando triunfos a los delincuentes.
Responsables de medios españoles y extranjeros alertaban hace poco sobre los peligros de la actualización constante y la competición por la rapidez en las noticias. Cuando no se tienen criterios claros, el peligro es mayor.
La BBC proclama en su nuevo código ético que la precisión es más importante que la rapidez, y abunda "nuestra información debe estar bien basada en las fuentes y evidencias, directamente contrastada". Cuando se trata de asuntos de terrorismo y propaganda la exigencia debería ser todavía mayor, pero no parece que en los grandes medios esté muy claro.
P21 | ETA gana a la prensa