Redención por la música. El canto amansa a las fieras y acerca el alma humana a lo sublime. TVE presenta El coro de la cárcel, la telerrealidad se mete en el talego para ayudar a redimir a doce presos. La prueba es una penitencia: dos meses para ensayar diez canciones para interpretar en un gran concierto final con El Consorcio (el Mocedades de cuando eran jóvenes).
Los confesionarios y algunos jueces ponen castigos más llevaderos.
Entre las canciones, Melendi, Estopa, Nino Bravo y Mocedades. Nada de los lamentos bravos de Camarón, el flamenco de la cárcel o las expiaciones de droga y desenfreno del rock. Ni siquiera un festivo rock de la cárcel como el de Elvis. El programa declara su cercanía a Los chicos del coro más que al tupé carcelario y el movimiento sensual del Rey.
Instituciones Penitenciarias ha colaborado en la iniciativa y los presos experimentan los beneficios de las actividades durante el cumplimiento de las penas.
Los responsables de prisiones pusieron dos condiciones: excluir a internos con delitos de sangre y que trabajara con ellos una psicóloga de Instituciones Penitenciarias para controlar y vincular la experiencia a los métodos de reinserción en práctica.
Casting entre 600 presos para elegir a 12. La mayoría penados por asuntos de drogas, hurtos y robos sin demasiada violencia.
En la nota de prensa de TVE (pdf) los perfiles están convenientemente suavizados y uno se pregunta por qué están en la trena estos penitentes.
TVE insiste en que no es Operación Triunfo, nada de concursos, nada de glamour de jóvenes ambiciosos. Un "documental" para "acercar la realidad de las prisiones a los telespectadores", afirman.
Los responsables del programa explican que se eligió el penal cántabro de El Dueso por su "entorno natural de extraordinaria belleza", explica Mercedes Gallizo, directora general de Instituciones Penitenciarias.
Más que acercar una realidad parece una capa de barniz beatífico gracias a la música. Una nueva falsedad de esa especie llamada telerrealidad vendida por muchos como la auténtica realidad: lo que no sale en la televisión no existe.
Sospecho que esta realidad no es la vida real de tantos internos. Las cámaras y la voluntad redimen cuando hay propósito de enmienda, pero también falsifican, sobre todo cuando la vida cotidiana se sustituye por ficción inventada y preparada.
No dudo de la buena voluntad del programa, pero confundir telerrealidad y documental es una falsificación del servicio público. Ni siquiera es un docudrama. Con premio o sin él, El coro de la cárcel es un reality show, un programa de telerrealidad (la más falsa), según los cánones del tipo encierro, tan repetido en las televisiones.
TVE hace mal en no llamar a las cosas por su nombre. No es lo que esperamos de una televisión pública. El espectáculo, por muy bienintencionado que sea, es sólo eso. Dejen la realidad de las cárceles para los verdaderos documentales (Documentos TV ha emitido algunos memorables sobre cárceles y presos, e Informe Semanal ha repasado varias veces la situación en las prisiones españolas, sin ir más lejos).
Cuando RTVE está inmersa en la redefinición del servicio público falsificar la realidad para hacer pasar la hiperrealidad televisiva por la vida de verdad no es un buen síntoma de a dónde va la nueva televisión.