La mayor revolución tipográfica desde el invento del tipo frío ha sido la digital. Gracias a los ordenadores el diseño de letras ya no necesita de los viejos talleres y artesanos.
Rótulos, carteles, señales, periódicos, páginas webs... La tipografía es uno de los artes más presentes y muchas veces menos reconocidos. Una de sus principales virtudes es pasar desapercibida pero hacer el mundo más inteligible y amigable.
La tipografía nació con la escritura y ha conformado el pensamiento de la humanidad desde la letra cuneiforme de las tablas mesopotámicas hasta la revolución sensual del art noveau y el sueño inquieto de la psicodelia.
Los escribas perfeccionaron la letra de sus escritos en el Antiguo Egipto, los monjes europeos reescribieron la gloria divina en las iluminaciones y la imprenta permitió la aparición del tipo, nacido de madera en China en el siglo XI y que se hizo universal con Gutenberg y su imprenta.
Futuristas, constructivistas, suprematistas y otras vanguardias comprendieron su omnipresente y subliminal importancia y se dedicaron a revolucionar la letra con ahínco mientras retorcían el arte y el pensamiento.
Una nueva raza de tipógrafos digitales ha renovado el mundo de la letra escrita, tanto en soportes físicos como en los virtuales. No los anima la visión metafísica o política de las vanguardias, pero han conseguido cambiar la forma de leer y conocer.
La tipografía es uno de las artes más creativas de la actualidad. Sus mejores obras no están confinadas en museos, forman parte de la vida cotidiana, de la información, de la poesía, de las películas, del correo electrónico, de los sueños.
El mundo no sería como creemos que es si no existiesen genios como Jim Parkinson, Roger Black, Neville Brody o los alemanes de Font Font.
Todos ellos y muchos más han reinventado la tipografía en una lucha constante por hacerla más atractiva y legible. Su inmersión en la industria de los medios ha permitido la renovación de lo escrito.
En España no existe una tradición ni una industria tipográfica tan potente como en Alemania o el mundo anglosajón. Pese a una larga historia escrita, la tipografía ha desaparecido como arte público oculta entre tanto diseño. Pero el renacimiento digital también ha llegado y una oleada de tipógrafos y amantes de la letra están recuperando un arte olvidado pese a la calidad y excelencia del diseño gráfico y periodístico español, sobre todo de los noventa.
El pasado junio se celebró en Valencia el I Congreso de Tipografía, que rindió homenaje al famoso Hermann Zapf (el creador de la archiconocida tipografía icónica Zapf Dingbats).
Este congreso ha sido un revulsivo y la prueba del renacimiento tipográfico hispano. Ejemplos se pueden encontrar en la excelente página de Unos Tipos Duros o la ya clásica de Juan Carlos Pacheco.
Inquietudes que pueden contribuir a mejorar la tipografía de los principales productos impresos en España. La prensa y las editoriales de libros en español utilizan hoy mayoritariamente creaciones extranjeras quizás sin buscar ni conocer la tipografía española, que también existe.
Diarios, revistas, páginas webs ya no son tan similares gracias a estos artistas. Manchetas, titulares, texto de mil formas e inspiraciones. La letra es color, se mueve, flota o permite abrir un mundo de enlaces.
Desde la Biblia de Gutenberg quizá no ha habido otra revolución igual.
The New York Times | The Amateurs Are Coming
The New York Times | Acceptance Letters
Font Bureau
Jim Parkinson
Type UK
Garage Fonts
Font Font
Tipografía en español
I Congreso de Tipografía
Unos Tipos Duros
Juan Carlos Pacheco