Las historias del mar son en inglés. De Conrad a Hemingway pasando por los románticos y los glosadores del imperio británico. Relatos de piratas y de venturosas o trágicas singladuras. De ballenas --el viejo y obstinado capitán Ahab--, cuentos de R. L. Stevenson, Jack London y otros.
Incluso Álvaro Cunqueiro parecía más inglés cuando escribía cuentos de espuma, aunque los mejores son rumor de ríos, como las aguas que cruzan el Caurel de Ánxel Fole.
Los sueños de muchos niños y adolescentes son sacudidos por las olas enormes de una literatura y unas historias parcas y escasas en castellano. Casi tuvimos que esperar a Maqroll el gaviero para tener un héroe navegante. Entretanto viajamos con Julio Verne y Corto Maltés.
Quizá la sequía de literatura del mar en el país de la balsa de piedra de Santiago Matamoros, de Colón, de Magallanes y Elcano es una de las causas del naufragio de la lectura.
No hay adolescencia verdadera sin cuentos de la mar. Sin ruido de galernas y crujido de amuras uno es tan infeliz como cuando despierta el erotismo en un cuerpo aún mal dotado. Pregunten a Javier Marías, Pérez Reverte o Fernando Savater.
Si Joseph Conrad es el novelista del mar (Tifón, Victoria, La línea de sombra, El negro del Narciso... hasta El corazón de las tinieblas comienza y acaba en un barco y a un barco llega el horror), William Langewiesche quiere convertirse en el periodista del mar.
Lo demuestra en The Outlaw Sea, un libro donde traza un mapa de los mares actuales, sus hombres, sus rebeldes, sus terroristas, sus piratas, los lugares míticos como el estrecho de Malaca o el Atlántico Norte.
Langewiesche, reportero de la prestigiosa revista The Atlantic y autor de American Ground: Unbuilding the World Trade Center, una detallada y épica narración del rescate y recuperación del Punto Cero del 11-S, repasa ahora los mares desde la perspectiva más romántica: la de los peligros y los forajidos, con hacha, pistola o bandera de conveniencia. Eso sí, se oyen temores atraídos por George W. Bush y cantos de sirena del marketing político del miedo. Cosas de la época. A Conrad tampoco le gustaban los asiáticos.
The Outlaw Sea es una colección de historias de piratas, naufragios y marinos con el sabor del sal en cada página y el regusto de la reconstrucción periodística de la realidad.
Sus historias no siempre tienen la misma calidad. Hay desigualdades en la investigación y el estilo, pero es un libro que no se perderá todo viejo lector adolescente de historias del profundo azul.
The Outlaw Sea
The New York Review of Books | The Threat from the Sea