Mientras en España el sexo tímido y los instintos básicos se airean principalmente en la telebasura, en Gran Bretaña la batalla de las pasiones se disputa también en las revistas. Una nueva brigada de semanarios con la fórmula chicas, coches, vicios y deportes ha inundado los kioscos.
Demasiada testosterona. Cut, el tercer y último lanzamiento, ha sido un fracaso. Ha vendido 70.000 ejemplares frente a los 700.000 previstos. Sus competidores, los semanarios Zoo y Nuts, venden 200 y 290 mil ejemplares, respectivamente.
Medio millón de jóvenes urbanos que pasan sus fines de semana entre deportes, cerveza y discotecas nutren un mercado que crece. Más de un millón más compran las mensuales.
Son ejemplares macho desinhibidos que a falta de revoluciones y otros sueños se entregan al ocio animal y revientan de adrenalina con las camisetas ajustadas, las tetas grandes y las poses sexomacarras de las pin ups de la tele y los vídeos musicales.
Sueños eléctricos de go go girls, velocidad y muchos estimulantes para matar la monotonía cotidiana.
Algunos de sus inventores y promotores reclaman la herencia de un periodismo gonzo muy descafeinado y aderezado con mucho consumo y más sexo que drogas y rebelión.
Las revistas mensuales masculinas fueron la gran invención de los últimos años del siglo XX. En España triunfan, aunque contenidas --entre 60 mil y 30 mil ejemplares por cabecera--, DT, la veterana Man, Primera Línea y algunas marcas internacionales como Men´s Health o GQ. Maxim salió el año pasado y todavía no hay datos oficiales OJD. Entre todas no llegan a los 300 mil ejemplares, pero han crecido, sobre todo por la salida de nuevos títulos.
Los felices 90 se criaron en el hedonismo posmodernista de los 80 y cuando las ideas se agotaron --la legendaria The Face cerró el año pasado-- el mercado se redujo al porno blando. GQ y Esquire han perdido sus ansias culturales y triunfan revistas sin complejos como Loaded, FHM o Maxim.
Son auténticas biblias de consumo para el hombre del siglo XXI: chicas de plástico, aparatos de la nueva tecnología, cultura hiperlight y apropiada para ligar, hablar de fútbol y vestir a la moda.
Un nuevo machismo apuntalado en música, poses y mucho consumo. Un nuevo sexismo aceptado por muchas mujeres a lomos de una cultura del cuerpo donde la dominación vuelve a ser atractiva.
The Guardian | New men's mag fails to cut it
P21 | La generación de la telebasura y la Red