Paul Newman ha muerto. Pero afortunadamente las copias son el seguro de la inmortalidad. Las suyas están en sus películas. Siguen vivas. Pocos, pocos actores han tenido tanto detrás de unos ojos bellísimos y ese gesto de león dorado que enamoraba a cualquiera.
Pero también fue uno de los inventores de la moderna filantropía y descubrió muy a tiempo que la vida empezaba más allá de las columnas de Hollywood.
Había mucho detrás de esos ojos cerrados a los 83 años por en cáncer. Discreto, elegante, se fue como vivió. Salve, Paul.