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¿Hiperconectado? ¿Distraído? En la economía de la atención quizá es la única manera de sobrevivir. Más. Una forma de ser en la sociedad del aburrimiento global. No hay otra posibilidad de enfrentar el excedente cognitivo del que nos hablaba Clay Shirky. Como este estudioso del ciberespacio nos advirtió, si no fuera por Internet seguiríamos viendo televisión. Y entonces el aburrimiento sería mortal, y el pensamiento, plano. Peor, idiotizado. Mejor ser un tonto interactivo.
Maggie Jackson ha escrito un libro para alertar de la llegada de una nueva edad oscura. Perdemos la atención y la memoria atrapados por la velocidad y el simulacro intelectual de las máquinas. Nuestra velocidad de pensamiento es menor que la de los procesadores de nuestros ordenadores.
“La premisa de este libro es simple”, dice Jackson, “la vida que vivimos está erosionando nuestra capacidad de una profunda, sostenida y perceptiva atención: el bloque constructivo de nuestra intimidad, inteligencia y progreso cultural”. Demasiado simple. Clic. Pensamiento débil.
Mi reseña de Distracted: The Erosion of Attention and the Coming Dark Age en Foreign Policy