Juan Carlos I es el rey de la televisión. La restauración monárquica no habría sido posible sin democracia y sin televisión.
La monarquía hispánica será televisiva o no será. Un propósito que el Rey Juan Carlos y la Casa Real persiguen con empeño, sabedores de la necesidad de construir un futuro dinástico en un país donde manda el fervor juancarlista.
Si en otros tiempos la corona fue católica y lejana, hoy es catódica y popular. En tiempos de reality shows y salsa de (tripas) y corazón abundante en todas las televisiones, la realeza necesita de la televisión como precisan de ella los políticos.
Un análisis sobre la boda principesca, la cobertura de los medios y la construcción mediática del Heredero en la revista de comunicación Chasqui.
Chasqui | Una real boda mediática | Artículo completo
P21 | Paladines del Rey