La gente no lee (42% de los españoles). Los niños y adolescentes (25%), tampoco. Y los jóvenes... bueno, los jóvenes ¡ya se sabe, esos gamberros perdiendo el tiempo con internet y los sms!
Pero para eso está la vieja receta: cuando no se quiere, palo. ¡A ver si se van a creer estos chiquilicuatres que se van a a salir con la suya!
A leer, ¡como Dios manda!
Una feria internacional con un montón de lumbreras de la edición para acabar diciendo que la solución es obligar a leer en la escuela. ¡Para que aprendan!
Obligar a leer. Para que sea más atractivo y rebelde ver la tele, jugar a la PlayStation, no hacer nada, tocar la guitarra, samplear viejos discos de tu hermano mayor o hace kitesurf.
Lo dicen los editores, siempre tan preocupados por los derechos de autor y tan poco de los auténticos lectores. Lo dicen escritores/escritoras de incorrección políticamente correcta que amamantan su pequeño dictador soviético entre sus carnes resecas.
¡A leer por obligación, cabezones, a leer!
Se van a enterar ese 42% de españoles que no leen y ese 25% de adolescentes que no posan la mirada en un libro ni p'atrás.
¡A leer y por obligación! (Y mejor autores contemporáneos, ha dicho alguien pensando en los benditos derechos de autor).
¿Quién si no va a consumir los 78.000 títulos que los editores españoles lanzan cada año al mercado como si fueran rosquillas?
O mejor: ladrillos. La mayoría son ladrillos.
Igual que esos libros pergeñados para enseñar a leer a esos desvergonzados que prefieren hablar de sus cosas, toquetearse y retozar o escuchar hip-hop.
Como si hubiera habido mucha gente obligada a leer a RL Stevenson, o a Jack London, o a Mark Twain, o a Conrad, o Drácula, o Neuromancer.
"El horror, el horror".
Quieren convertir las palabras del atormentado Kurtz en repulsión de la lectura.
Obligar a leer. El canon dictatorial. La letra con sangre entra. Ya lo decían nuestros clásicos, que por muy viejos nunca aprendieron, y así nos va.
Los jóvenes son los que más leen, pero prefieren esos libros que se escapan entre las manos de los grandes editores y aparecen en sellos pequeños y audaces. Leen a los clásicos de siempre, aquellos defendidos en España por Javier Marías y Fernando Savater contra tanto purista de nouvelle vague, aburrida sintaxis y peor argumento.
Que lean, pero no por placer, por obligación. Que lean en papel, que no cobramos de la Red ni de los CD´s, que lean en lugar de escribir sms y blogs. ¡Que aprendan con esos libros tan gordos y penetrantes que intentan matar el placer de la lectura con el peso de su catedrático saber!
¡Que lean, para que se jodan!
Hermanos de Millán Astray, novios de la muerte.
Según el último gran estudio sobre los jóvenes y la lectura en España más de un tercio de los adolescentes son lectores frecuentes y otros tantos ocasionales.
Y no sólo leen libros, también periódicos y revistas y, en menor medida, comics y tebeos. Según sus propias percepciones, la mayoría de los adolescentes (60%) lee periódicos o revistas todas las semanas (lectores frecuentes), y apenas el 15 % nunca los lee.
Los autores del estudio alertan: "aunque hay relación entre los hábitos lectores de libros, periódicos y revistas, y comics y tebeos, es muy baja, de tal forma que no se puede afirmar que quien lee periódicos o comics sea a su vez buen lector de libros".
Eso sí. La escuela hace poco por el bolsillo de los autores contemporáneos. Un vistazo a los libros más recomendados en 2001 en 4º de ESO es demoledor: Bécquer (para la sensibilidad), Delibes (para la constancia), Cela (para la miseria humana), Baroja (para la voluntad), Eduardo Mendoza (una de aventuras), Galdós (para el espíritu nacional), García Márquez (para la voluptuosidad de la carne y el verbo), Buero Vallejo (para entender), Lorca (para saber sintiendo) y el Lazarillo (para siempre).
Los adolescentes españoles de ambos sexos prefieren las obras de terror, de aventuras, de misterio/espionaje y de humor. Ellos prefieren los libros de aventuras y de humor. Ellas optan por los de terror y románticos.
El orden de los gustos de los adolescentes del estudio es:
Salir con amigos
Escuchar música
Ir a la discoteca
Practicar deporte
Ir al cine
Ver la TV
Navegar por internet
Jugar con el ordenador o consola
Leer
No hacer nada
Y lo peor. El 52% de los adolescentes lee por gusto. Un 15% para aprender y sólo uno de cada diez lo hacen por obligación. Así no hay forma.
Señores editores: publiquen obras que animen a la lectura, de las de encender la luz a hurtadillas mientras tu padre te vigila, de las que tus bien pensantes progenitores no querrían que leyeras, de las que cabalgan por mundos incitantes a lomos de la locura. De esas que no escriben los políticamente bienpensantes escritores.
¡Y déjense de obligaciones! Disfruten y hagan disfrutar.
Lleven los libros que hablan de lo que los jóvenes quieren saber y disfrutar a donde habitan los jóvenes, de cuerpo y espíritu.
Y dejen las obligaciones para aquella vieja canción de Asfalto:
Sentados frente a una cruz y a ciertos retratos
entre bostezo y bostezo
gloriosos himnos sagrados
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Cide | Los hábitos lectores de los adolescentes españoles
P21 | Menos lectores y más libros