Los informativos de Televisión Española llevan cierto tiempo entregados a la emoción y a la confusión de criterios. Tanto como para explotar al máximo acontecimientos como la muerte de Rainiero de Mónaco o la boda de Carlos de Inglaterra y Camila más allá de la razón y del servicio público.
Izquierda Unida y varias asociaciones de telespectadores se quejan del tratamiento de los últimos días. Tienen razón. Desde Mónaco hemos visto a una reportera haciendo crónica del corazón tipo Gente sin embozo, implicada emocionalmente con los pesares de la familia Grimaldi a mayor gloria del papanatismo telerrealista.
Hace unos días la noticia del estado de salud (estacionario) de Ernesto de Hanover (un señor que si fuese de otra extracción social sería considerado un simple borracho) fue la segunda noticia del sumario del telediario de mediodía de la cadena pública.
Ayer las elecciones en Gran Bretaña (5 de mayo) fueron tratadas antes que las vascas (el domingo próximo). Se ve que afectarán más a los españoles.
¿Es esta la televisión de calidad?
Teníamos un director de Informativos que manipulaba (ahora Alfredo Urdaci es comentarista papal estrella) y ahora tenemos informativos sin criterio.
Los sabios no tienen recomendaciones al respecto.
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