Monday, October 08, 2012

TVE oculta la independencia en el Camp Nou

Fútbol y política están indisolublemente unidos. El Barça es más que un club. Lo sabe cualquiera que haya vivido en Cataluña o frecuentado su estadio. Para muchos aficionados, fútbol es fútbol, pero en este país, como en tantos otros, muchos clubes son el símbolo de todo tipo de pasiones más allá del deporte.
El Camp Nou clamó ayer por la independencia en el partido de los partidos: el Barça-Real Madrid. Más política, historia, ideología y poder económico sobre el campo, imposible. Los saben quienes gritaron a favor de la independencia, por eso lo hicieron, y quienes denuncian esos gritos.
Hubo gritos, muchos. En el minuto 17.14 del primer y segundo tiempo, como fue una bandera todo el campo al comenzar el partido. Los ciudadanos deben juzgar. Pero es mala política y peor periodismo hurtar los hechos para mantener la ensoñación de un fútbol inmaculado o, mejor, para esconder la cabeza con aquel fuese, y no hubo nada cervantino que tan bien describe las hipocresías viejas de los oropeles de un poder agotado.

TVE volvió a amortiguar ayer en el Telediario 2 -no en el 24 Horas ni en RTVE.es- la crida independentista catalana, como en la manifestación del 11 de septiembre que acabó con el cese de una editora del telediario. No es nuevo, el silencio de los gritos antimonárquicos es ya un clásico en la televisión española. Que cada cual juzgue el grito, pero la televisión pública no tiene el derecho de censurarlo. Todo lo contrario, tiene la responsabilidad de informar. Dos frases en el telediario no son suficientes ante el grito de una parte de Cataluña con el presidente de la Generalitat en el palco y unas elecciones convocadas para lograr una mayoría soberanista.
No sé si a España, pero el derecho a la información lo rompe más el silencio y la manipulación que los independentistas. Mariano Rajoy es un presidente silente. Lo denuncia incluso la prensa extranjera. Pero sus intereses o estrategia política no deberían volver a convertir la televisión pública en pura propaganda. Volvemos por ese camino tras unos años de mayor independencia y responsabilidad en la televisión pública estatal. Los telediarios no deberían volver a ser los de la sentenciada manipulación de la era Aznar. Perdemos todos.