Tuesday, July 06, 2010

A esperar por la televisión en 3D

¿Cómo será la televisión 3D? Por ahora, escasa. Existen pocos televisores tridimensionales a pesar de su lanzamiento para disfrutar del Mundial de Fútbol de Sudáfrica. Y además falta oferta. Digital Plus retransmite los partidos del Mundial en 3D, pero sólo para quienes estén abonados a su descodificador iPlus.
Por eso la adopción de la televisión 3D no será una explosión como en el cine desde que Avatar y Alicia en el País de las Maravillas convencieron a los exhibidores de las ventajas de digitalizar las salas y aumentar el precio de las entradas.
En televisión el mercado está cautivo. Sobre todo en España, con baja penetración de la televisión de pago, la internet TV y el vídeo bajo demanda.
La adopción de la alta definición (HDTV) y el 3D requiere utilizar al menos dos canales de los múltiples digitales asignados a las televisiones. Y pocas están dispuestas a prescindir de canales, al menos hasta que no se reparta completo el dividendo digital, tanto para las televisiones como para los nuevos servicios de telecomunicaciones.

La promesa de Francisco Ros, secretario de Estado de Sociedad de la Información, de adelantar el reparto del dividendo a 2013 frente a la anterior previsión de 2015 anima algo más la esperanza de los espectadores y del mercado.
La apuesta por la TDT terrestre frente a la televisión híbrida con internet o a una solución mixta con el satélite ralentiza la adopción de nuevas tecnologías de televisión interactiva, HDTV y 3D.
Por eso no es de extrañar que Astra, la empresa de emisión por satélite, se haya convertido en uno de los mayores críticos del despliegue de la TDT, como se puede ver en un informe presentado ayer sobre la evolución de la TV digital.
En parte tienen razón, aunque el satélite tampoco puede competir con la televisión híbrida por banda ancha. Pero la baja penetración de estas dos plataformas en España y la mínima adopción de descodificadores interactivos continúa castigando a los espectadores a una televisión antigua y con pocas prestaciones a pesar de la enorme inversión del apagón analógico.