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Fue la emisión más vista en televisión desde que se miden las audiencias. Y se queda pequeña porque en acontecimientos así los audímetros no reflejan la realidad.
Cuando Iniesta marcó el gol de la victoria, los audímetros reflejaron 16,8 millones de telespectadores, un 91% de cuota.
Un éxito para Telecinco, que sigue con su racha de hacerse con los derechos de acontecimientos como el Mundial de Fútbol, la Fórmula 1 y otros cuando mejores resultados consiguen los deportistas españoles.
El día acabó para Telecinco con una cuota del 34,4% de audiencia y empujó al resto de cadenas por debajo del 8%.
La Fifa también adelanta una audiencia en todo el mundo de más de 700 millones de telespectadores, por encima de la final Italia-Francia de 2006.
La audiencia acumulada de todo el partido fue de 19,7 millones de telespectadores contados con las limitaciones de los audímetros, con Andalucía y Cataluña a la cabeza con más de 3,4 millones de telespectadores cada uno. El cabreo de los últimos días por la sentencia del Estatut hizo bajar la cuota de audiencia al 78% en esta comunidad, aunque todavía por encima de Euskadi, tradicionalmente menos comprometida con las selecciones deportivas españolas: 75,3% de cuota, la más baja entre las comunidades.
A lo largo de todo el Mundial se ha podido seguir muy claramente cuál es el nuevo comportamiento de los televidentes 2.0, multitarea y enganchados a todas las pantallas.
El siguiente gráfico superpone la audiencia minuto a minuto del partido (rojo) y el tráfico en Tuenti (azul), la red social preferida de los jóvenes.
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Pero el impulso de comentar y compartir a través de las redes sociales aumenta. Cómo es habitual, el descanso del partido fue aprovechado para comentar con los amigos virtuales, igual que el comienzo de la prórroga y su descanso. Acabada la final, la participación en las redes sociales se dispara, aunque mucho menos que en partidos anteriores, porque esta vez las celebraciones en la calle también ganaron la batalla a las redes sociales.
De lo que no he encontrado datos es de la audiencia del beso de Iker Casillas y Sara Carbonero, un nuevo hito en la evolución del periodismo deportivo que Telecinco ya se apresura a rentabilizar (pero de eso ya hablaremos).