Thursday, July 08, 2010

Hiperconectados, pero no tanto

Una nueva inteligencia, más grande, interactiva y conectada. Es el resumen a la pregunta de qué esperan científicos e investigadores sociales de los próximos años. Unos la buscan en la inteligencia artificial y los algoritmos, algunos en mentes extraterrestres, otros en la biogenética y la vida sintética, la mayoría en un nuevo superorganismo surgido de la conexión de millones de personas en internet y las redes sociales.

Más nos vale estar conectados. Como en el viejo adagio de que bueno es tener amigos hasta en el infierno. Hoy compartimos intereses con muchas personas gracias a los móviles y las redes sociales, los dos grandes instrumentos de la nueva socialización. Esas dos tecnologías nos permiten alegrarnos o lamentarnos de los éxitos y fracasos deportivos, recuperar personas que habíamos perdido de vista o conocer y relacionarnos con más de las que nunca nos cruzaremos en la calle. Es mejor perder el miedo y aprovechar ese nuevo espacio público y social.

Los jóvenes, nativos digitales, lo hacen sin rubor. Pero los padres pueden estar tranquilos, un estudio universitario sobre la generación 2.0 vuelve a mostrar que el ciberespacio se parece mucho más a lo real de lo que a veces pensamos. Frente al alarmismo frecuente en los medios, los adolescentes cuidan su privacidad, sus amistades y a su familia (sí, también a sus padres) más de lo que parece. Las redes sociales son el espacio donde ese nuevo superorganismo crece y un móvil con conexión a internet es su mejor herramienta. La inteligencia colectiva desplegada en las redes y la artificial de la realidad aumentada nos convierte en posthumanos, la etiqueta que viene. Pero los jóvenes no descuidan a sus amigos ni sus aficiones y su vida de siempre. Las redes les permiten aumentarla y compartir. Ni siquiera descuidan los estudios a pesar de la falta de interacción con profesores y grupos educativos.

La elección para el futuro no es entre hiperconectados o desconectados, sino cómo conectarse mejor para aprovechar el poder de las redes.

Columna en los medios de Vocento