Confuso, leo el artículo del secretario de Cultura del PSOE, el diputado José Andrés Torres Mora. Confuso, como nos llama a quienes defendemos libertades fundamentales, en internet y fuera de ella, contra derechos económicos explotados a veces de forma abusiva, contra los autores y el público, por grandes empresas de la industria del entretenimiento y la cultura. Confuso al leer acusaciones de servir a la derecha e insidias como la pregunta retórica "¿para quién trabajan algunos de nuestros transversales y libertarios internautas?".
Torres Mora pide reflexiones de polites (ciudadanos) y no de idiotes (ajenos a la vida pública y sólo preocupados por sus intereses) y demanda "frente a la Internet neoliberal, particularista, privada, habitada por vecinos, por idiotes, deberemos levantar una Internet republicana, universalista, pública, poblada por ciudadanos, por polites".
Encantado de la invitación.
De mi opinión sobre la visión del PP de la propiedad intelectual y el manifiesto en defensa de internet ya he hablado en la crónica de la reunión y se puede encontrar información sobre sus posturas sobre la propiedad intelectual en muchos medios.
No les falta interés por la propiedad intelectual. Todo lo contrario. Aunque defiendan más a los medios de comunicación y a los editores que al cine o a la música y no estén tan de acuerdo con el sistema de gestión de derechos colectiva de la SGAE como otros.
Tampoco le falta a Izquierda Unida, con quienes nos reunimos unos días antes y donde se presentaron demandas sobre la ampliación de los contenidos públicos y el acceso de los ciudadanos a los archivos, bibliotecas, Administración, etc.
En todo caso, los representantes de los firmantes del manifiesto, no reclamamos ninguna abolición de la propiedad intelectual y algunos de nosotros rechazamos también el todo gratis.
Pedimos justo lo contrario: ampliar la propiedad intelectual con nuevos sistemas de gestión y dominio abierto. Pero también que los derechos de los ciudadanos gocen de todas las garantías legales y no dependan de un órgano del Ministerio de Cultura que sí, es orwelliano cuando tiene facultades no especificadas, funciones ambiguas y una composición desconocida. Todo para crear una autoridad administrativa sobre derechos y actos ilícitos o perseguibles con la legislación ya existente.
Torres Mora pide una "internet republicana, universalista, pública, poblada por ciudadanos". Si estaremos de acuerdo que en cada una de las reuniones con grupos políticos, y en las que seguirán, hemos defendido:
Mayor acceso de los ciudadanos a la cultura, la ciencia y los contenidos.
La ampliación del dominio público, físico y digital.
Impulso y desarrollo de los procomunes: bienes públicos por creación, financiación, de las administraciones, participativos y populares, etc.
Desarrollo de las licencias de dominio público, el copyleft y las licencias flexibles (Creative Commons, Coloriuris, etc.) en la ley española más allá de la solitaria disposición adicional decimoséptima de la Ley de Medidas de Impulso de la Sociedad de la Información. Una adecuada redacción en una ley de propiedad intelectual más efizaz y pertinente con la realidad, con desarrollo mayor de las nuevas fórmulas de propiedad y derechos abiertos y libres en la sociedad de la información.
Una ley de acceso a la información pública adecuada a la era digital, como la que ahora se vuelve a prometer por el Gobierno, pero con una ampliación tecnológica para disponer de datos completos, originales, actualizados, accesibles, procesables, sin discriminación tecnológica ni sujetos a formatos propietarios o a limitaciones de derechos, para poder desarrollar todo tipo de herramientas ciudadanas, de servicio y de control de los poderes a través de APIs, mashups y otras herramientas de titularidad pública, privada y asociativas o comunales.
Contra la visión economicista de la protección de la cultura, muchos demandamos más política. Contra las acusaciones de "robo" por no estar de acuerdo con la privatización de la cultura, la ciencia, la tecnología y los bienes y derechos ciudadanos, algunos pedimos más contenidos públicos.
Contra la acusación de confusión reivindicamos derechos y libertades, de todos.
Más préstamos en las bibliotecas públicas en lugar de más puntos de venta, acuerdos para recuperar las obras huérfanas y descatalogadas. Un mercado único de contenidos para evitar las diferencias de precios y usos ahora existentes y que permitan el desarrollo de nuevos canales para los contenidos. Repartir el dividendo digital para nuevos servicios innovadores y públicos, sin compensar otros fines. Un servicio público audiovisual bien definido y que evolucione hacia una plataforma digital de auténtico servicio público.
Política de ciudadanos, no una visión economicista de la propiedad intelectual y los derechos de autor.
Ideas y objetivos de polites, interesados en dejar de ser idiotes y en convertir lo público y lo participativo en auténticos bienes públicos para la ciudadanía 3.0 más allá de la codicia de unos pocos.
Porque la tragedia de la falta de atención a los comunes y de la confusión de lo privado protegido con lo público lleva a lo que Zygmunt Bauman ha descrito como la "creciente brecha entre la condición de individuos de iure y su oportunidad de ser individuos de facto".
Ciudadanos, potenciados o empoderados, como ahora se les llama.
En este espacio público común, no sólo de la política, sino de otros muchos aspectos de la vida, muchos ciudadanos digitales son también reales, viven en el enlace y quieren bienes y plataformas digitales donde encontrarse y compartir.
Para ser más virtuosos y mejores ciudadanos.
Otra réplica de Víctor Ruiz | El #manifiesto y la Ética hácker