Hay intelectuales que son más conocidos por su aspecto, por su activismo y por sus apariciones públicas y repercusión en los medios que por su trabajo.
El mayor ejemplo es seguramente Susan Sontag, que murió de cáncer a los 71 años después de escribir un puñado de libros, artículos provocadores y representar a una generación: los herederos de la rebeldía hipster de Norman Mailer.
Su glamour venció a su pensamiento. El mechón blanco, la melena negra y su ropa del mismo color permanecerán más allá de sus ideas, palabras coincidentes con todos los temas estrella de la intelectualidad de izquierdas norteamericana desde los años 60: de Vietnam al feminismo pasando por la reacción anticonservadora.
Ha muerto la persona, pero el icono y su imagen posiblemente permanecerá. No fue muy leída en vida, pero muchos la incluyen entre los intelectuales y autores de referencia del último cuarto del pasado siglo.
Sobre fotografía es su obra más famosa, y con ella acaba un año de desapariciones fotográficas: Henry Cartier-Bresson, Richard Avedon y Helmut Newton.
The New York Review of Books y The New Yorker no hablan hoy de ella. Como otros intelectuales liberales norteamericanos, fue más valorada en Europa que en su país. En España recibió el Príncipe de Asturias en 2003.
The New York Review of Books: Susan Sontag
NYTimes | A Rigorous Intellectual Dressed in Glamour
Washington Post | Thinking Woman
