El Consejo de Ministros ha estudiado el anteproyecto de reforma del depósito legal, la obligación de depositar las publicaciones para su archivo y conservación del patrimonio cultural. Los editores y no los impresores serán los responsables del depósito y los centros del depósito legal (la Biblioteca Nacional y las autonómicas) podrán archivar recursos y publicaciones de internet.
El anteproyecto también rebaja de cinco a dos los ejemplares de depósito obligatorio -muchos editores habían protestado porque consideraban cinco ejemplares un impuesto excesivo- y se hace realidad la transferencia a las comunidades autónomas para descentralizar la gestión.
El cambio de responsabilidad del impresor al editor es la superación de un atavismo propio de la era de las licencias para la impresión. Quizá ahora habría que plantearse ir más allá y hacer titular al autor. Ese cambio de titularidad ayudaría a despejar cuestiones de propiedad intelectual y de relación en el propio mercado editorial.
Sobre el depósito legal digital hay una interesante reflexión los últimos años, desde los deseosos de archivar todo lo digital hasta quienes defienden el carácter perecedero de algunos formatos.
La infinitud de internet acaba con la primera discusión, a la que dan respuesta algunas iniciativas como el Internet Archive.
El anteproyecto permite a las bibliotecas y centros depositarios rastrear internet para archivar lo que consideren de interés. Exime a los editores de sitios web de la obligación del depósito legal, pero permite el depósito voluntario y parece que obliga a las publicaciones restringidas o cerradas bajo cualquier sistema a permitir el acceso a sus contenidos.
Algunas bibliotecas han empezado a trabajar en serio en el filtrado y conservación de los materiales digitales, pero hay muchas incógnitas y trabajo por hacer.
Pioneros como la British Library mantienen una doble vía a través del depósito voluntario y se archivan periódicamente muchas webs para mantener el patrimonio digital.
En Estados Unidos, la Biblioteca del Congreso colabora con Internet Archive para mantener el legado digital sin obligación de depósito legal, como plantea ahora la legislación española.
El anteproyecto de ley de depósito legal moderniza esta obligación y se basa en documentos elaborados por las principales bibliotecas y bibliotecarios.
Pero la reflexión sobre cómo y qué conservar de la cultura digital persiste y es una de las claves del patrimonio digital del futuro.