El presidente de los productores españoles, Pedro Pérez, lo tiene tan claro como el dimisionario Álex de la Iglesia: el cine debe estar en las salas y en internet. Los contenidos deben estar en las nuevas pantallas. Y hoy son ubicuas, móviles y personales. Cuanto más lejos esté el cine y la televisión de ellas, más lejos estarán del público.
En Estados Unidos la pelea por dominar las nuevas pantallas agrieta los cimientos de una industria acostumbrada a ganancias escandalosas. Time Warner ha lanzado una aplicación para ver sus canales de cable en el iPad al grito de más libertad para más pantallas y las cadenas protestan en una lucha sobre quién es el dueño de los contenidos y quién puede explotarlos en los nuevos aparatos.
El público no sabe de ventanas ni de derechos, pero sí de gustos. Y reclama satisfacción, al instante, en su pantalla más querida.
Columna completa en Estrella Digital