A muchos la revolución televisiva del presidente francés Nicolás Sarkozy les parecerá una maravilla: televisión pública sin anuncios a partir de las 8 de la noche y durante todo el prime time y la madrugada.
Felicidad de los televidentes en el estado del telebienestar.
Pero atentos, tiene truco. Sarko emprende una transformación de la televisión regresiva que deja en sus manos y las de sus amigos financieros la televisión francesa.
Después vendrá la prensa.
Unos pocos medios franceses ya han lanzado una defensa en forma de petición en internet y carta abierta de los ciudadanos contra los Estados Generales de la Prensa y la Televisión convocados por el presidente más televisivo de Francia para tomar al asalto los medios.
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