Sexo, pederastia, acoso, violencia, discriminación… Son las amenazas más temidas por los padres cuando se plantean si sus hijos deben usar internet o tener un móvil. La preocupación por la seguridad prima sobre la educación y el desarrollo en el uso de las tecnologías. Pero no es un problema de tecnología, es un problema de educación, desarrollo, apoyo y socialización también de los progenitores.
Una encuesta muestra a los padres españoles entre los más preocupados de la Unión Europea por los peligros asociados con internet. Amenazas que niños y jóvenes sufren en sus propias casas, en el colegio, entre sus amigos, en la televisión, en la publicidad. Internet sólo es un instrumento, y los padres que menos lo manejan y conocen son también los más remisos a autorizar el uso de las nuevas tecnologías por sus hijos.
Los niños y adolescentes españoles usan internet y los móviles menos que el resto de los europeos. Tres cuartas partes de los adultos restringen también el uso de redes sociales, imprescindibles para la socialización cotidiana. ¿No corremos el peligro de estar creando un nuevo atraso digital? Cuando la propia Unión Europea proclama la Europa 3.0 y de las tecnologías de la información como gran apuesta de futuro económico, social y político, la brecha digital, aunque sustentada en buenos propósitos, es peligrosa.
Sólo un 6% de los chicos españoles han pedido ayuda al sentir algún peligro de los citados. Seguramente porque menos lo sufren de lo que sugiere el alarmismo de telediarios y periódicos. Pero también porque el analfabetismo digital se traduce en falta de ayuda y confianza.
La brecha digital está en los hogares y en el colegio. Sólo un tercio de los niños usan la Red en la escuela frente a una media europea del 57%. Los padres no saben usar programas de filtro y les falta apoyo especializado. Pero sobre todo desconocen cómo educar a sus hijos en el uso de internet y en la vida digital que ya viven. Ahí anida la brecha digital y el verdadero desafío para el futuro.
Columna en los diarios de Vocento