RTVE y los partidos políticos han pegado el cambiazo. Nada de espacios electorales sosos donde los candidatos explican el programa y las promesas del partido con una imagen melosa y una música deplorable.
En la era de la videocracia es mucho mejor un spot de 30 segundos, cuidado, con mensaje directo a por el contrario, bien producido, con el ritmo medido.
La televisión pública convence del cambio de espacios electorales a publicidad a la Junta Electoral Central y se apunta un tanto magnífico para que cuando se vean los próximos días Pepe Blanco y Pío García Escudero decidan hacer uno de los debates electorales en TVE.
Luis Fernández, presidente de la Corporación RTVE, no se ha cortado al explicarlo: "Supone un avance histórico que avala nuestra candidatura para ofrecer en TVE el cara a cara y los debates electorales".
Abajo la propaganda electoral, viva la publicidad.
Dice Fernández que la "modernización" de los espacios asignados a los partidos por la ley electoral es "un avance histórico en la comunicación política con los ciudadanos".
No es verdad.
La herramienta pensada para explicar a los ciudadanos los programas de los partidos se sustituye por la venta publicitaria de los líderes y los mensajes propagandísticos cortos, los lemas de venta de emociones y producto.
En la era del ciborg sentimental no hay tiempo para la propaganda de las ideas. Mejor la venta de eslóganes.
En la era hipermoderna y líquida los electores compran, no deciden.
La seducción de la imagen antes que la apelación de las ideas y la responsabilidad de las promesas.
Los viejos y aburridos espacios electorales no convencían a nadie. Mejor una buena venta.
Un adelanto para la televisión. Otro paso atrás en la democracia.