Las nuevas redes de banda ancha serán de quien las tienda. Nada de redes públicas. La Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) cambia la política actual para acabar con el monopolio de Telefónica. Pero sólo quienes afronten las inversiones necesarias en tender fibra óptica serán los teleoperadores del futuro digital.
Las redes de telecomunicaciones españolas ya no serán como las carreteras, los puertos o los aeropuertos.
La CMT vincula las redes y los servicios de la sociedad de la información, apuesta por la infraestructura de fibra óptica frente a las alternativas inalámbricas y no regula la neutralidad tecnológica.
Resultados: más competencia pero sólo entre grandes operadores, riesgos de brecha digital en los mercados menos rentables y una visión de las tecnologías inalámbricas sólo como complementarias.
Y donde no llegue lo privado la CMT pide ayudas y subvenciones públicas.
Y también que se legisle para que las zanjas sean únicas.
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